Señor, ten piedad de nosotros.
Padre celestial, que tu Voluntad se cumpla en la tierra como en el cielo.
Verbo divino, que tu Voluntad se cumpla en la tierra como en el cielo.
Espíritu Santo, que tu Voluntad se cumpla en la tierra como en el cielo.
Adorable Trinidad, que tu Voluntad se cumpla en la tierra como en el cielo.
Voluntad de Dios, infinitamente santo, reina soberanamente sobre nosotros.
Voluntad de Dios infinitamente perfecta, reina soberanamente sobre nosotros.
Voluntad de Dios, infinitamente recta, reina soberanamente sobre nosotros.
Voluntad de Dios, impenetrable en tus decretos, reina soberanamente sobre nosotros.
Voluntad de Dios, infinitamente adorable, reina soberanamente sobre nosotros.
Voluntad de Dios, todopoderosa, reina soberanamente sobre nosotros.
Voluntad de Dios, que haces todo con sabiduría, reina soberanamente sobre nosotros.
Voluntad de Dios, ocupación eterna de los santos, reina soberanamente sobre nosotros.
Volunta de Dios, alimento de todas las almas justas, reina soberanamente sobre nosotros.
Voluntad de Dios, amor de los corazones fieles, reina soberanamente sobre nosotros.
Voluntad de Dios que premias todas las cosas, reina soberanamente sobre nosotros.
Voluntad de Dios, medida del mérito y del premio de nuestras obras, reina soberanamente sobre nosotros.
Voluntad de Dios, alegría y delicia de nuestras almas, reina soberanamente sobre nosotros.
Voluntad de Dios, nuestra fuerza y nuestra seguridad, reina soberanamente sobre nosotros
Voluntad de Dios, nuestra consolación y nuestro reposo, reina soberanamente sobre nosotros.
Voluntad de Dios, remedio a nuestros males y a las penas de esta vida, reina soberanamente sobre nosotros.
Voluntad de Dios, nuestra esperanza y sostén en la muerte, reina soberanamente sobre nosotros.
Voluntad de Dios, cuyo reino es nuestro único fin, nuestra salvación, nuestra fidelidad, reina soberanamente sobre nosotros.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdónanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, escúchanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten misericordia de nosotros.
Cristo óyenos.
Cristo escúchanos.
Oremos: Señor Dios Todopoderoso, soberanamente bueno e infinitamente sabio; por el mérito de la perfecta sumisión con la cual Cristo, nuestro Salvador, aceptó el cáliz de su Pasión; por la conformidad de su divina Madre a tu voluntad santa y por la perfecta obediencia de San José a todas tus órdenes: concédenos las gracia de cumplir en todas las cosas, y hasta el momento de nuestra vida, tu santísima, justísima y adorabilísima voluntad, tal como se cumple en el cielo. Amén.
(Compilado por José Gálvez Krüger)
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