Presentación
Cristo continúa, por medio de su Iglesia, la misión que él ha recibido del Padre. Envía a los Doce a anunciar el Reino y llamar a la penitencia y a la conversión, a la metanoia (cf. Mc. 6, 12). Jesús resucitado les transmite su mismo poder de reconciliación: Recibid el Espíritu Santo; a quienes perdonareis los pecados, les serán perdonados (Jn. 20, 22-23). Por medio de la efusión del Espíritu por él realizada, la Iglesia prosigue la predicación del Evangelio, invitando a la conversión y administrando el sacramento de la remisión de los pecados, mediante el cual el pecador arrepentido obtiene la reconciliación con Dios y con la Iglesia y ve abrirse frente a sí mismo la vía de la salvación.
El presente Vademécum tiene su origen en la particular sensibilidad pastoral del Santo Padre, el cual ha confiado al Consejo pontificio para la familia la tarea de preparar este subsidio para ayuda de los confesores. Con la experiencia adquirida como sacerdote y como obispo, ha podido constatar la importancia de orientaciones seguras y claras a las cuales los ministros del sacramento de la reconciliación puedan hacer referencia en el diálogo con las almas. La abundante doctrina del Magisterio de la Iglesia sobre los temas del matrimonio y la familia, de modo especial a partir del concilio Vaticano II, ha hecho oportuna una buena síntesis referida a algunos temas de moral relativos a la vida conyugal.
Si bien, a nivel doctrinal, la Iglesia cuenta con una firme conciencia de las exigencias que atañen al sacramento de la penitencia, no se puede negar que se haya ido creando un cierto vacío en el traducir estas enseñanzas a la praxis pastoral. El dato doctrinal es, por tanto, el fundamento que sostiene este vademécum, y no es tarea nuestra repetirlo, aunque se acuda a él en diversas ocasiones. Conocemos bien toda la riqueza que han ofrecido a la comunidad cristiana la encíclica Humanae vitae, iluminada luego por la encíclica Veritatis splendor, y las exhortaciones apostólicas Familiaris consortio y Reconciliatio et paenitentia. Sabemos también que el Catecismo de la Iglesia católica a proporcionado un resumen eficaz y sintético de la doctrina sobre estos temas.
Suscitar en el corazón del hombre la conversión y la penitencia y ofrecerle el don de la reconciliación es la misión connatural de la Iglesia, (...) una misión que no se agota en algunas afirmaciones teóricas y en la propuesta de un ideal ético no acompañada por energías operativas, sino que tiende a expresarse en precisas funciones ministeriales en orden a una práctica concreta de la penitencia y de la reconciliación (Reconciliatio et paenitentia, 23).
Nos complace poner en las manos de los sacerdotes este documento, que ha sido preparado por venerado encargo del Santo Padre y con la competente colaboración de profesores de teología y de algunos pastores.
Damos las gracias a todos los que han brindado su contribución, mediante la cual han hecho posible la realización del documento. Nuestra gratitud se dirige sobre todo a la Congregación para la doctrina de la fe y a la Penitenciaria apostólica.