Los obispos concluyen proponiendo una oración que constituye un “Credo” de la Vida:
Creo y amo a Dios, Uno y Trino, que es Amor y Vida. Creo y amo a Dios, nuestro Padre, fuente del Amor y de la Vida.
Creo y amo a Jesucristo, Camino, Verdad y Vida.
Creo y amo al Espíritu Santo, Señor y dador de Vida. Creo y amo la vida como un regalo de Dios: se recibe gratuitamente para ser donada gratuitamente.
Creo y amo la belleza y la bondad de la vida.
Creo y amo la belleza e igual dignidad de ser hombre y mujer, diferentes y complementarios.
Creo y amo el matrimonio y la familia que tienen a Dios por Autor.
Creo y amo la sexualidad humana como un don de Dios para ser vivido en el matrimonio.
Creo y amo a la familia, santuario de la vida. Creo y amo la vida, la cual es sagrada desde el momento de la fecundación.
Creo y amo la vida y me comprometo a protegerla, promoverla y defenderla en todos sus momentos y formas.
Creo y amo la naturaleza, don confiado por Dios al cuidado del hombre y la mujer.
Creo y amo la verdad de la ciencia, la cual es iluminada por la fe para llegar a conocer la verdad que Dios escribió en el ser humano y en la naturaleza.