1. Padre Pascual Fortuño Almela
Nacido el día 5 de marzo del año 1886 en Villarreal de los Infantes en la provincia de Castellón, tomó el hábito franciscano y destacó en la piedad y el candor angélico. Después de la profesión religiosa fue ordenado presbítero y nombrado prefecto de disciplina del Seminario menor franciscano de Benissa (provincia de Alicante). Durante cinco años ejerció el ministerio sagrado en Argentina; después, vuelto a la patria, se dedicó a la educación de los alumnos del Seminario de su Orden, a la administración del sacramento de la Penitencia, a la dirección espiritual y a la predicación. Veneró con intensa piedad a la Eucaristía y a la Santísima Virgen María, observó diligentemente los votos y la Regla. La persecución le sorprendió cuando era vicario de convento de Gilet, cerca de Valencia. Se refugió en casa de sus familiares en Villarreal, donde se preparó al martirio, conformándose con ánimo sereno a la voluntad de Dios. Descubierto, fue apresado el día 7 del mes de septiembre de 1936 y al día siguiente fue asesinado con un golpe de bayoneta (machete) en el pecho.
2. Padre Plácido García Gilabert
Nació en el pueblo de Benitachell, en la provincia de Alicante, el día 1 de enero del año 1895. Ingresó siendo niño en el Seminario menor de los Franciscanos en Benissa. Desde los años de formación y estudios destacó por su piedad y sus excelentes facultades intelectuales. Emitió la profesión religiosa y recibió el sagrado Orden del Presbiterado. En su Provincia religiosa fue profesor y Prefecto de Estudios. En Roma consiguió el título de Lector General en Derecho canónico y Teología moral. Vuelto a España, enseñó teología y fue nombrado guardián (custodio?) de la comunidad, así como Rector del colegio en Onteniente, que refloreció bajo su gobierno. Ejercitó la caridad, la humildad, la paciencia y la mesura de ánimo, así como también la obediencia, el silencio y la oración. Cuando llegó la revolución social, escapó al lugar de su nacimiento. Con fuerte ánimo se preparó a entregar su vida por el Señor y rehusó huir a otro lugar. El día 15 del mes de agosto de 1936 se entregó espontáneamente a los llamados milicianos, que habían rodeado la casa. Detenido, fue conducido a Denia y sometido a injurias, blasfemias y vejaciones. Al día siguiente fue atrozmente mutilado y asesinado.
3. Fray Alfredo Pellicer Muñoz
Nació el día 10 de abril del año 1914, en el pueblo de Bellreguart, situado en la provincia de Valencia. Recibió en la familia una esmerada educación cristiana. Ingresado en el Seminario menor franciscano de Benissa, hizo la profesión simple y fue enviado a la casa religiosa de Onteniente para realizar los estudios sacerdotales. Pocos días antes de que se produjera la revolución, emitió la profesión solemne. Destacó por su bondad, su talante abierto y alegre, la fidelidad a la vocación, la piedad, la humildad y el amor al trabajo. Refugiado en casa de sus padres, juzgaba que el martirio sería para él una gran suerte. Capturado hacia el mediodía del día 4 de octubre del año 1936, fiesta de San Francisco de Asís, fue fusilado pocas horas después.
4. Fray Salvador Mollar Ventura
Nació el 27 del mes de marzo del año 1896 en Manises, lugar situado en la provincia de Valencia. Acabada la escuela elemental, le correspondió en seguida contribuir con su trabajo al sustento de la familia. Practicó los ejercicios cotidianos de piedad, así como la adoración nocturna, enseño el catecismo, formó parte de la Agrupación Vicenciana (Conferencias de San Vicente de Paul); fue fundador e impulsor del Rosario «de la aurora». Joven de veinticinco años, entró en la Orden de los Frailes Menores e hizo la profesión simple y posteriormente la solemne como hermano laico. Diligente y bien considerado fue sacristán en las casas (conventos) de Gilet y Benissa. Estaba dotado de un buen carácter y cultivó con empeño la humildad, la obediencia, el espíritu de sacrificio y la observancia de la Regla. Fue singularmente devoto de la Virgen María. Cuando se refugió en su pueblo natal en casa de su hermana, la ayudaba en las labores del campo. Se mantenía tranquilo, aunque presentía que iba a ser asesinado por la fe. Fue apresado en los primeros días del mes de octubre de 1936. Recluido en la cárcel, pudo comunicar a sus familiares sus sentimientos de fe, de obediencia a la voluntad de Dios, de perdón concedido a los enemigos y de esperanza de vida eterna. Fue fusilado en la noche entre los días 26 y 27 del mes de octubre del año 1936.