Agustín Hurtado Soler, su verdadero nombre, nace en la Villa de Alboraya, en la Huerta Valenciana, el 28 de agosto de 1872. De familia acomodada, que goza de gran estimación en la villa, son sus padres don Vicente y doña Antonia.
En la vecina ciudad de Valencia cursa Agustín sus estudios de primera y segunda enseñanza, y posteriormente los de latín y filosofía en el seminario conciliar. Apenas fundada la congregación de terciarios capuchinos, acude a la antigua cartuja de Ara Christi del Puig (Valencia), en la que ocasionalmente moraban los religiosos amigonianos. En la tercera vestición el 21 de junio de 1889, toma el hábito y recibe el nombre de Domingo Mª de Alboraya con que se le conoce en lo sucesivo.
El 24 de junio de 1890 es uno de los 19 primeros religiosos que emite sus votos trienales en manos del fundador Venerable Luis Amigó. El 15 de agosto de 1896 emite sus votos perpetuos y, pocos meses después recibe la ordenación sacerdotal.
Durante su carrera alterna los estudios eclesiásticos y literarios con los de armonía y composición, dado que es muy aficionado a la música. Religioso de gran competencia y adornado de buenas formas sociales, desempeño repetidamente los cargos de superior, así como también los de consejero y secretario general.
A finales de 1935 pasa a formar parte de la Escuela de Reforma de Santa Rita, en el Madrid de los Carabancheles, donde sufre persecución religiosa. El P. Domingo fue el primero en abandonar la escuela de reforma buscando piadoso refugio en casa del abogado Pastor, joven a quién él tanto había ayudado. Detenido y llevado preso a Bellas Artes, el 15 de agosto de 1936 fue asesinado en las inmediaciones del parque del Retiro.
El P. Domingo era alto y bien parecido. De aspecto patriarcal. Poseía un gran don de gentes y un carisma especial para la reforma de la juventud extraviada. Gran compositor, orador magnífico, animador de las recreaciones comunitarias, ejemplo de resignación para todos y mártir de Cristo, según sus biógrafos.