Salvador Chuliá Ferrandis, que éste es su nombre civil, nace en Torrent (Valencia) el 16 de abril de 1866. Cursa los estudios eclesiásticos en el Seminario Conciliar de Valencia pero, recibido el diaconado, ingresa en los terciarios capuchinos. El 4 de abril de 1892 es ordenado presbítero y emite sus votos religiosos perpetuos el 5 de julio de 1898.
Hombre de amplia cultura, pero de carácter más bien débil y de escasa autoridad, se manifiesta siempre más proclive al ejercicio de la obediencia que no al del mando. En su ministerio pastoral se manifestó como un varón de consejo y director espiritual de la fraternidad, confesor de religiosos y alumnos.
Apresado en la casa paterna, el 21 de agosto de 1936 es conducido a la prisión La Torre, de su pueblo natal. En la misma el P. Ambrosio, y nueve terciarios capuchinos más, llevan prácticamente vida de comunidad. Desde la calle se les oía cantar los Dolores de la Virgen y las llagas del P. San Francisco.
A las primeras horas del 18 de septiembre de 1936, con siete sacerdotes y religiosos más, es ejecutado el la partida de La Mantellina, también llamada Puchá d'Alt. El P. Ambrosio, a pesar de su timidez, es quien con mayor valentía arrostra el martirio y anima a sus compañeros alzando, en el momento conclusivo, sus manos para bendecir y perdonar a los verdugos.
Al tratar de delinear su silueta espiritual los diversos biógrafos coinciden en afirmar que el P. Ambrosio fue una florecilla firanciscana: sencillo, humilde, conciliador, pobre, obediente, silencioso, parco en palabras, que no hablaba mal de nadie y que todo lo echaba a buena parte. Asimismo lo definen como hombre de profunda piedad, devoto de la Eucaristía, gran apóstol del confesionario y competente director de almas.
Sus restos mortales reposan en la Capilla de Los Mártires, en la parroquia de Nuestra Señora de Monte Sión de Torrent (Valencia), donde son objeto de frecuentes visitas.