La visita del Papa Juan Pablo II a Turín tuvo un momento culminante cuando con apenas algunos acompañantes, en un día en que se habían suspendido las visitas públicas, el Santo Padre se arrodilló ante la reliquia.
La
ostensión de la Sábana Santa de Turín
fue ocasión para que el Papa pronunciara una
de sus más conmovedoras reflexiones sobre la
Pasión y el sufrimiento del hombre de los últimos
años.
Aunque el Pontífice señaló que en los aspectos científicos de la reliquia "la Iglesia no tiene competencia específica para pronunciarse sobre estas cuestiones" y que "confía a los científicos la tarea de investigar para llegar a respuestas adecuadas a los interrogantes ligados a este lienzo que, según la tradición, cubrió el cuerpo de nuestro Redentor cuando fue descendido de la cruz"
El Santo Padre destacó en cambio que "lo que realmente cuenta para los creyentes es que la Sábana Santa es espejo del Evangelio", y ante tal convergencia, "todo hombre sensible se siente interiormente tocado y conmovido al contemplarlo".
El Papa señaló que el hombre crucificado de la Síndone es "imagen del sufrimiento humano" que "recuerda al hombre moderno, con frecuencia distraído por el bienestar y por las conquistas tecnológicas, el drama de tantos hermanos y lo invita a interrogarse sobre el misterio del dolor para profundizar en sus causas". "¿Cómo es posible no pensar ante la Sábana Santa en los millones de hombres que mueren de hambre, en los horrores perpetrados en tantas guerras que ensangrientan las naciones, en el abuso brutal de mujeres y niños, en millones de seres humanos que viven humillados al margen de las grandes metrópolis, especialmente en los países en vías de desarrollo? ¿Cómo es posible no acordarse con amargura y piedad de quienes no pueden gozar de los elementales derechos civiles: las víctimas de la tortura, del terrorismo, los esclavos de organizaciones criminales?", preguntó el Santo Padre en el momento más emotivo y enérgico de su discurso.
"Al evocar estas dramáticas situaciones, la Sábana Santa no sólo nos lleva a salir de nuestro egoísmo, sino que además nos permite descubrir el misterio del dolor, que santificado por el sacrificio de Cristo, genera salvación para toda la humanidad", señaló.
Según el Papa, el creyente, ante el misterio del dolor y la muerte, no puede dejar de reconocer que la fuente "es el pecado, los pecados de cada ser humano". Y por ello, "al hablarnos de amor y de pecado, la Sábana Santa nos invita a imprimir en nuestro espíritu el rostro del amor de Dios", agregó.
Por ello, al ser la Sábana Santa un misterio "que revela y esconde" ésta constituye "una provocación a la inteligencia humana" que invita a todos los hombres a la contemplación y la reflexión, y a la comunidad científica a estudiarla "sin posiciones preconcebidas que den por descontado resultados", para lo cual es necesario acercarse a ella "con libertad interior y cuidadoso respeto, tanto de la epistemología científica como de la sensibilidad de los creyentes".
Escrito por Rafael De la Piedra, teólogo y sindonólogo