En la noche del 11 al 12 de Abril de 1997, la Sábana Santa sufrió el tercer incendio de su historia conocida. Anteriormente, la síndone se había enfrentado al fuego antes del 1200- y luego en 1532.
En el incendio de 1997, cuyo origen aún se desconoce, la capilla Guarini que aloja la reliquia y se encuentra entre la Catedral y el Palacio, se vio pronto envuelta en las llamas.
La Síndone no estaba en su altar, pues el 24 de febrero de 1993 había sido trasladada a otro ambiento más seguro, rodeado por vidrios blindados, mientras se hacían las obras.
Las autoridades están de acuerdo en que si hubiera estado en su lugar habitual en el altar, habría sido completamente destruida por las llamas.
Los bomberos de Turín respondieron a la alarma y uno de ellos, Mario Trematore, sabiendo que la reliquia estaba en peligro, pidió a sus compañeros que trajeran una maza y empezó a golpear los cristales. Después de un centenar de golpes, rompió los dos cristales -de un grosor de 39 mm-. cada uno- que le separaban de la reliquia, y con la ayuda de sus compañeros, tomó el relicario de plata de la vitrina rota y rápidamente lo sacaron de la Catedral. A los pies de la escalinata de acceso al templo un coche de policía esperaba ya la preciosa carga, y, con la máxima diligencia, fue llevada a la residencia del Cardenal Giovanni Saldarini, Arzobispo de Turín y Custodio de la Síndone.
Aunque las llamas aun no habían llegado adonde estaba la Síndone, grandes trozos de la cúpula estaban cayendo al suelo de la catedral con gran peligro para los bomberos.
A la 1.36 de la madrugada, cuando los bomberos sacaron la Sábana de la Catedral, cientos de observadores aplaudieron la hazaña, mientras otros lloraban al ver los daños.
Al ser preguntado de dónde había sacado las fuerzas para romper el cristal, Trematore, conocido sindicalista de izquierda que no se consideraba católico, contestó:
"El cristal puede parar las balas, pero no la fuerza de los valores representados por el símbolo que lleva dentro. Rompimos el cristal con sólo una maza y las manos que aun me sangran. Es extraordinario". "Dios me ha dado las fuerzas para romper el cristal". Trematore, con una nueva visión frente a la fe, fue uno de los invitados de honor del Cardenal Saldarini el día de la inauguración de la actual muestra.
Al examinar minuciosamente las cenizas y los escombros dejados por el incendio, las autoridades han determinado el alcance de los daños y la posible causa del desastre. Los primeros informes indican que el interior de la catedral y el Palacio Real adjunto, que alberga muebles y cuadros valiosos de los siglos XVIII y XIX, sufrieron muchos daños. La pared de cristal que separaba la capilla de la catedral se hizo añicos. El altar, diseñado por el famoso artista Bertola, sufrió menos daños de los que se pensaron en un principio.
Afortunadamente parece que los andamios de las obras protegieron el altar de las llamas y de los escombros que caían. La capilla, sin embargo, sufrió los mayores desperfectos, con un 66% de la capa de mármol dañada por el calor. Habrá que valorar la estabilidad de la estructura más detalladamente.
Estas fueron las palabras del Cardenal Saldarini tras el incendio:
"El incendio que comenzó durante la noche en la Capilla de Guarini, al lado de la Catedral de Turín, ha dañado toda la estructura y los adornos de la capilla misma, pero -gracias a Dios- el relicario de la Síndone no ha sufrido ningún daño. El edificio de la catedral está enteramente a salvo, mientras los daños más graves fueron en la Capilla y en el Palacio Real. Quiero agradecer de todo corazón a los bomberos, a las autoridades civiles, a los soldados y a la policía, que hicieron todo lo que pudieron en esta emergencia. El relicario que contiene la Sábana fue sacado inmediatamente de la catedral y se guarda ahora en un lugar seguro.
Este grave suceso ha ocurrido cuando nuestra Iglesia está preparando la solemne exposición de la Síndone en abril de 1998, anticipando el Gran Jubileo del Tercer Milenio. El incendio destructor, el grave daño material a un monumento de la fe y del arte, representa para toda la gente de Turín -y para todo el mundo que ha dirigido la mirada a Turín en estas horas- una prueba, un llamamiento, una Gracia. Una prueba de nuestra fe, y de nuestra capacidad como creyentes y ciudadanos, vinculados con estos tesoros que son las raíces de nuestra cultura y de nuestra manera combinada de vida.
Las llamas también son un llamamiento -un llamamiento preciso- a la responsabilidad que tenemos todos de defender y de proteger la herencia religiosa, artística e histórica, tan íntimamente vinculada con nuestra experiencia como Iglesia y como Ciudad.
¿Por qué sucedió? En el evangelio de hoy, Jesús nos dice 'no tengáis miedo', algo que puede decir, algo que podemos oírla decir, cuando sucede algo terrible. La catedral y la Síndone, de la cual soy Custodio, han sido tocadas por el desastre y se han salvado. Fue digno de la medida de Dios decir 'no tengáis miedo'.
Ahora sabemos con seguridad que camina sobre el agua, sube a nuestro barco y nos lleva a tierra. Doy las gracias por esta señal con fe".
Giovanni Cardenal Saldarini (Turín, 12 de abril de 1997).