Los niños
Cristóbal, Antonio y Juan fueron martirizados entre los años
1527 y 1529 por predicar la doctrina cristiana.
Fueron beatificados el 6 de mayo de 1990 en la Basílica de Guadalupe
por Juan Pablo II
En la Nueva España los primeros mártires que se conocieron
fueron Cristóbal, Antonio y Juan. El primero nació en
una población de Atlihuetzía y cursó sus estudios
en la escuela franciscana de Tlaxcala hacia 15241527, y murió
a la edad de 12 años.
Cristóbal fue el hijo más querido de su padre Acxotecatl;
cuando los franciscanos reunieron a los hijos de los caciques para formar
la primera escuela, Acxotecatl envió a sus otros hijos y se reservó
a Cristóbal, pero más tarde fue llevado a la institución,
donde asimiló con rapidez la doctrina cristiana, a tal grado
que él mismo pidió el bautismo.
En seguida, comenzó a exhortar a su padre y a sus familiares
para que dejaran la embriaguez y abandonaran los ídolos, porque
era un pecado. Axcotecatl pensó que lo que le decía su
hijo era una simple repetición de las enseñanzas de los
frailes y no le hizo caso, y ante esa indiferencia Cristóbal
derramaba el pulque que se encontraba en la casa de su padre y destruía
a los ídolos.
Irritado Axcotecatl por la actitud de Cristóbal, concibió
la idea de quitarle la vida; fingió celebrar una fiesta familiar,
mandó a llamar a sus hijos de la escuela franciscana y cuando
estuvieron presentes se quedó sólo con Cristóbal,
cerrada la habitación, comenzó a increparlo, a golpearlo,
a darle de puntapiés y finalmente lo echó al fuego.
Rescatado por su madre y otros familiares, Cristóbal sobrevivió
las primeras horas del día siguiente y más tarde murió.
Su padre ordenó que lo sepultaran en una de las habitaciones
de su casa, y cuando se descubrió el crimen, Fray Andrés
de Córdoba, en compañía de muchos indios trasladó
el cuerpo de Cristóbal al primer convento que tenían los
franciscanos para después trasladarlo al ex convento de San Francisco,
actualmente la catedral de La Asunción.
Asimismo, la historia dice que Antonio y Juan nacieron en el pueblo
de Tizatlán, uno de los cuatro señoríos de la antigua
República de Tlaxcala. El padre de Antonio fue Ytzehecatzin.
Ambos fueron educados en la primera escuela franciscana de Tlaxcala.
Dos años después del martirio de Cristóbal, llegaron
a Tlaxcala dos religiosos de la orden de Santo Domingo, uno se llamaba
Bernardino Minaya, el otro, probablemente, era Gonzalo Lucero. Viendo
a tantos niños de la escuela franciscana, suplicaron a Fray Martín
de Valencia que les diera a algunos para sus compañeros, ya que
les servirían de catequistas e intérpretes.
En este sentido, fueron designados Antonio, nieto de Xicohténcatl,
con Juan, y un tercero llamado Diego. Fray Martín los exhortó
a seguir preparándose, ya que quizá iban a sufrir mucho.
Llegados a Tepeaca, los frailes dominicos comenzaron la predicación
del evangelio; los niños se dedicaron a recolectar ídolos
en las poblaciones de Tecali y Cuahutinchán, donde fueron sorprendidos
por los naturales que los mataron a palos. El niño Diego escapó.
Primeramente los cuerpos fueron arrojados a una barranca y de ahí
fueron llevados a Tepeaca y sepultados en una capilla.
Beatificación
Fray Toribio de Benavente (Motolinía), uno de los 12 frailes
que llegaron a México en 1524, siendo guardián del convento
de San Francisco de Tlaxcala en 1539 recolectó la información
histórica en Atlihuetzía, y esa información la
recibió de Luis, hermano de Cristóbal, el cual presenció
el martirio desde una ventana, así como de otras personas de
la familia.
Después, el obispo Luis Munive Escobar, primer obispo de Tlaxcala,
precanonizado el 13 de julio de 1959 por el Papa Juan XXIII y consagrado
el 12 de noviembre del mismo año en Ocotlán, fue quien
introdujo la causa de beatificación.
El 6 de mayo de 1990 fueron declarados beatos por Juan Pablo II, en
la Basílica de Guadalupe, en México. Además, la
canonización que se busca es el decreto definitivo que el Papa
da para que un beato sea inscrito en el catálogo de los santos
y así reciba culto público en la "iglesia universal".
Para canonizar a los beatos, la iglesia católica busca a toda
costa que se dé un verdadero milagro que supere las fuerzas de
la naturaleza y no un simple favor. Incluso, han recibido el apoyo de
una familia cuyo hijo tiene cáncer, a fin de que pueda obtener
la curación encomendándose a Cristóbal, Antonio
y Juan. También se ha encomendado al obispo Luis Munive Escobar,
quien se encuentra en estado vegetativo desde hace varios años.