1 de Febrero
SAN IGNACIO, Obispo de Antioquía, Mártir
Llamado Teóforo "el que lleva a Dios", probablemente fue un converso, discípulo de San Juan Evangelista. Luego, por orden de San Pedro y San Pablo, sucedió a San Evodio como Obispo de Antioquía por cerca de cuarenta años, siendo un pastor ejemplar.
La paz que gozaron los cristianos al morir Domiciano duró muy poco y bajo Trajano se reanudó nuevamente la persecución. Rápidamente, el obispo fue capturado y luego de proclamar su fe en Cristo, fue condenado a ser devorado por las fieras en las fiestas populares en Roma.
Las numerosas paradas durante su penoso viaje dieron oportunidad al santo de confirmar en la fe a las iglesias cercanas a la costa de Asia Menor, así como también escribir cuatro cartas: a los Efesios, a quienes exhortaba a seguir luchando por la fe en Jesús nuestro Señor; a las iglesias de Magnesia y Tralles; a los cristianos a Roma y a San Policarpo, a quien también exhorta a seguir trabajando por Cristo.
Al llegar a Roma, y antes de ser conducido al anfiteatro, rezó junto con sus hermanos por la Iglesia, por el fin de la persecución y por la caridad y concordia entre los fieles.