Durante el reinado del emperador Marco Aurelio, San Dionisio fue uno de los más distinguidos hombres de Iglesia del siglo II. Además de instruir y guiar a su grey, el santo escribió; cartas a las Iglesia de Atenas, Lacedomonia, Nicomedia, Knosos y Roma, a los cristianos de Sortina y Amastris. Casi todas las herejías de los tres primeros siglos provenían de los principios de la filosofía pagana por lo que San Dionisio se dedicó; hacerlo notar entre sus fieles y a descubrir la escuela filosófica que había dado origen a cada herejía.
Por otro lado, San Dionisio exhortaba a menudo a sus fieles y a las otras iglesias a practicar la caridad y solidaridad con aquellas comunidades cristianas que más lo necesitaban. Aunque es probable que Dionisio haya muerto naturalmente, los griegos lo veneran como mártir, por lo mucho que sufrió; por la fe.