San Régulo y otros obispo fueron expulsados de Africa a principios del siglo VI. San Régulo y San Cerbonio se establecieron en Populonia (Piombino de Toscana) y, poco después este último fue elegido obispo de la ciudad. San Gregorio dice en sus "Diálogos" que Totila, rey de los invasores ostrogodos, condenó a San Cerbonio a enfrentarse con un oso por haber dado asilo a unos soldados romanos; pero la fiera, en vez de hacerle daño, le lamió mansamente los pies. Entonces Totila puso en libertad al santo. Los lombrados le desterraron más tarde a Elba, donde murió 30 años después. Su cuerpo fue trasladado a Populonia, donde se le venera como patrón de la diócesis de Massa Marítima.
La fiesta de este santo reviste particular solemnidad entre los canónigos regulares de Letrán, porque San Cerbonio vivía en común con su clero.