Puebla
- Conclusiones
Tercera
Conferencia General del Episcopado Latinoamericano
692
El presbítero anuncia el Reino de Dios que
se inicia en este mundo y tendrá su plenitud
cuando Cristo venga al final de los tiempos. Por el
servicio de ese Reino, abandona todo para seguir a su
Señor. Signo de esa entrega radical es el celibato
ministerial, don de Cristo mismo y garantía de
una dedicación generosa y libre al servicio de
los hombres.
749
En un mundo en que el amor está siendo vaciado
de su plenitud, donde la desunión acrecienta
distancias por doquier y el placer se erige como ídolo,
los que pertenecen a Dios en Cristo por la castidad
consagrada serán testimonio de la alianza liberadora
de Dios con el hombre y, en el seno de su Iglesia particular,
serán presencia del amor con el que "Cristo
amó a la Iglesia y se entregó a Sí
mismo por ella" (Ef 5, 25). Serán, finalmente,
para todos un signo luminoso de la liberación
escatológica vivida en la entrega a Dios y en
la nueva y universal solidaridad con los hombres.
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En los Seminarios, se deberá insistir en
la austeridad, la disciplina, la responsabilidad y el
espíritu de pobreza, en un clima de auténtica
vida comunitaria. Se formará responsablemente
a los futuros sacerdotes para el celibato. Todo ello
lo exige la renuncia y entrega que se pide al presbítero.
Tercera
Conferencia General del Episcopado Latinoamericano,
PUEBLA. Conclusiones. Lima; CEP, CEEC, ed. Paulinas
1979, 1era edición. Nn. 692, 749, 878.
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