¿Quién fue el profesor Jérôme Lejeune?

Siempre estudié medicina con una visión de científica, con la honestidad que requiere la búsqueda de la verdad. Al terminar mi carrera de medicina, tenía algunos meses antes de poder entrar en una especialidad de Genética.

Mi papá me propuso ir a hacer la tesis en Francia, pues admiraba mucho la medicina francesa. Coincidía que un hermano mío estaba haciendo una especialidad allá.

Mi profesor de genética me contactó con el profesor Jérôme Lejeune, médico francés, gran genetista, padre, diría yo, de la genética moderna (Mendel es el padre de la genética). En 1958 descubrió que un cromosoma 21 extra es responsable del síndrome de Down o trisomía 21. La publicación aparece en Nature en 1959. Algunos intentaron utilizar este hallazgo para eliminar antes de que nacieran a estos niños. En cambio, Lejeune se dedicó sin tregua ni descanso a defender a los niños concebidos y no nacidos.

Cuando me entrevisté personalmente, por primera vez, con el profesor Lejeune, en julio de 1983, recuerdo que lo que más me impactó fueron sus ojos azules transparentes (que me permitieron palpar la búsqueda de la verdad y el bien). Después de una sencilla, breve y calurosa bienvenida, me indicó mi programa de actividades: Pasaría a su lado todo el tiempo que dedicaba a sus pacientes (yo creí que para aprender la clínica de la genética. El resto del tiempo, estaría frente a un microscopio con el reto de afinar una nueva técnica diagnóstica para el síndrome del X frágil, una de las causas genéticas de retraso mental, tema de mi tesis de pregrado. Así comenzó mi primera estancia en su servicio.

Durante los meses que pasé a su lado, viendo a centenares de pacientes con enfermedades genéticas, especialmente con síndrome de Down, lo que me llamó la atención fue su rigor científico por ellos. Dedicaba gran parte de su tiempo a revisar con mucha paciencia y precisión clínica a cada uno de sus pacientes.

Sabía perfectamente que los médicos estamos frente a enfermos y no enfermedades, que cada uno es diferente y requiere de toda nuestra atención. Fue Lejeune el médico genetista que llegó a tener 9000 expedientes clínicos de pacientes con síndrome de Down, desde recién nacidos hasta llegar a ancianos. Fue él quien se comprometió por ellos en la búsqueda de caminos para curar las enfermedades de la mente.

A lo largo de horas de consultas, lo que más me sorprendió fue su amor a la vida. Veía casos difíciles, pacientes que a pesar del tratamiento que les daba no mejoraban y sufrían tanto ellos como su familia, especialmente sus padres.

También recuerdo las palabras que dirigía a aquellos padres decididos a dejar a su bebé recién nacido en la maternidad si el resultado del estudio era alguna enfermedad cromosómica, en especial la trisomía 21.

Enamorar a los padres y a los pacientes de la vida, y mostrarles en el microscopio lo que les hacía diferentes de los demás. Creer y hacer creer que las personas con enfermedades de la mente son capaces de amar, en especial de amar la vida.

Por ellos dedicó horas de clínica y de investigación, y poco antes de morir le confió a su esposa que lo único que le preocupaba era no haber cumplido la meta de encontrar un tratamiento. Es por esto que en la actualidad la Fundación Jérôme Lejeune continúa financiando investigaciones. Hay una filial de esta fundación en Estados Unidos dedicada a investigaciones y tratamientos de vanguardia.

No le fue fácil vivir como pensaba, defendiendo y luchando por la vida de sus pacientes. Se opuso a realizar el diagnóstico prenatal con el fin de provocar un aborto, ya que equivaldría a dictar sentencia de muerte a un inocente.

Presentó ante diversos auditorios científicos y legales, las evidencias de la genética más moderna sobre el estatuto humano del embrión desde el momento de la concepción. Su intervención más conocida fue en el caso de Maryville. Se trataba de una disputa entre esposos que estaban separándose sobre la custodia de sus hijos abandonados en un congelador en estado embrionario. Todo esto fue motivo para que le recortaran presupuestos y donativos de investigación, que perdiera el Premio Nobel y que ganara muchos enemigos especialmente en el mundo científico.

Fue también su incansable fidelidad a la verdad y la vida lo que le otorgó la sonrisa y gratitud de sus pacientes, la alegría de la misión cumplida, la amistad y confianza del Papa Juan Pablo II, quien le encomendó la Fundación de la Pontificia Academia de la Vida en un desayuno el mismo día que el Papa sufriera el atentado en la plaza de San Pedro.

Papa lo nombró primer Presidente de esa Academia (26 de febrero de 1994), y murió algunos meses después (3 de abril de 1994). Con motivo de su muerte, Juan Pablo II escribió: “Como sabio biólogo, sintió pasión por la vida. En su campo fue una de las mayores autoridades mundiales. (…) Llegó a ser uno de los más ardientes defensores de la vida, especialmente de la vida de los niños por nacer que, en nuestra civilización contemporánea, frecuentemente están amenazados, hasta el punto de que se puede pensar en una amenaza programada. (…) El profesor Jérôme Lejeune asumió plenamente la responsabilidad particular del sabio, dispuesto a convertirse en un signo de contradicción, sin tener en cuenta las presiones externas ejercidas por la sociedad permisiva ni el ostracismo al que lo habían condenado”.

En 2004, el cardenal Angelini habló de su biografía espiritual y propuso su beatificación.

Gracias al testimonio del Profesor Lejeune recibí mis primeras lecciones de bioética:

  • La misión del médico y del científico es entregarse al servicio de sus pacientes.
  • La vida de todo paciente es valiosa por ser persona independientemente de su edad, enfermedad o el sufrimiento que ésta le cause.
  • Los científicos debemos combatir las enfermedades. No es un triunfo sino una cobardía deshacerse de los enfermos cuando nos abate la desesperanza por no haber encontrado la curación.
  • Los actos médicos y científicos no son ajenos a la ética.
  • La ciencia debe estar al servicio de la persona, no la persona al servicio de la ciencia.
  • Los límites de la ciencia son el respeto a las leyes propias de la naturaleza.
  • Al que viola las leyes naturales, solamente Dios puede perdonarlo verdaderamente; el hombre perdona a veces; la naturaleza no perdona jamás.

Lo más valioso fue lo que logró en mí. Cuando llegué yo tenía una dicotomía entre la fe y la razón, porque pensaba que de lunes a sábado yo me ponía la “bata blanca” para mi quehacer científico, y el domingo era el día en que me quitaba la “bata blanca” y me ponía el crucifijo y me dedicaba a mis deberes religiosos. Él realmente me convirtió, me hizo ver que se puede llevar al mismo tiempo la “bata blanca” y la cruz, es decir, que uno puede volar con el ala de la fe y el ala de la razón.

Los jóvenes de hoy tienen necesidad de figuras como Jérôme. Es claro que en un mundo donde demasiados médicos sirven a la muerte o explotan el sufrimiento de los otros, el profesor Lejeune aparece, moral y científicamente, como un líder incontestado, llamado a suscitar una nueva generación de investigadores y de médicos.

A la edad de 87 años, Birthe Lejeune ha decidido defender a su esposo, Jerôme Lejeune, quien murió hace 20 años.

La oposición hoy se manifiesta atacando al hombre y haciéndolo ver como un oportunista y usurpador. No pudiendo defenderse, ha sido desacreditado por oponerse a la medicina selectiva e investigaciones que llevan a la muerte, en el proceso, ridiculizándolo por su compromiso de favorecer a la vida.

http://www.foundationlejeune.org/en/news/testimonials

Recemos por la pronta beatificación de Jérôme Lejeune y para que pronto se encuentre la forma de curar a los niños con Síndrome de Down.

Cronología del profesor Jejeune (26 junio 1926 - 3 abril 1994)

  • 1957 - Experto sobre radiaciones atómicas en la ONU.
  • 1959 – Descubre la causa del Síndrome de Down, la Trisomía 21, Revista Nature
  • 1963 - Premio Kennedy por haber descubierto la Trisomía 21.
  • 1965 - Primera cátedra de genética fundamental en la Facultad de Medicina de París. Director en el CNRS. Jefe de servicio citogenético en el Hospital Necker de Niños Enfermos (9000 pacientes).
  • 1969 - Premio William Allen Memorial, primera distinción en genética del mundo.
  • 1974 - Miembro de la Academia Pontificia de las Ciencias.
  • 1981 - Miembro de la Academia de las Ciencias Morales y Políticas.
  • 1994 - Presidente de la recién fundada Academia Pontifica para la Vida.
  • 3/4/1994 - Dios le llama. Día de Pascua.
  • 1997 - Juan Pablo II, en su viaje a Francia, ora ante la tumba de "su hermano Jérôme". Causa de beatificación.
  • 28 de junio de 2007 - Apertura del proceso de canonización de Jérôme Lejeune.
  • 11 de abril de 2012 - Clausura en París del proceso diocesano de canonización.
  • 7 de diciembre de 2012 - Nombramiento de Aude Dugast como postuladora del proceso romano. Nombramiento del P. Jean Charles Nault como vicepostulador del proceso romano.
  • 21 de febrero de 2013 - La Congregación para las Causas de los Santos decreta oficialmente la apertura del proceso romano.

FUENTES:

https://www.youtube.com/watch?v=-3pIR6SJU7U

https://www.youtube.com/watch?v=D_QjrZY4WP4

https://www.youtube.com/watch?v=20G6kPQvq3o

https://www.youtube.com/watch?v=rfXN1uvkqM8&list=PLDddi1BwpEdrLmv64lXmv4LpNFqsEqahN

Clara LEJEUNE-GAYMARD, La dicha de vivir. Jérôme Lejeune, mi padre, Rialp, Madrid, 2012.

Anne BERNET, Jérôme Lejeune, Presses de la Renaissance, Paris, 2004.