¡Oh prodigiosísimo San Jerónimo!, que durante vuestra vida mortal y mucho más después de vuestra gloriosa muerte Os mostrasteis lleno de ternura para con los enfermos, especialmente con los niños, obrando en su alivio maravillosos milagros; Vos, que hicisteis brotar de seca peña el agua prodigiosa y saludable y abristeis para los que a Vos acuden un manantial inagotable de maravillas y gracias, Os ruego me alcancéis la salud de enfermo/a por quien Os ruego, para que experimente también él/ella los beneficios de vuestra intercesión, en la que pone todas sus esperanzas. Amén.