Oración de San Juan de Damasceno para pedir protección a la Virgen

Nadie está en el cielo
más cerca de la Divinidad simplicísima que tú
que tienes asiento sobre la cumbre de los querubines
y sobre todos los ejércitos de los serafines,
y por esto no es posible que tu intercesión sufra repulsa,
ni que sean desatendidos tus ruegos.

No nos falte tu auxilio
mientras vivamos en este mundo perecedero;
alárganos tu mano,
para que,
obrando las obras de salud
y huyendo de los caminos del mal,
demos seguro el paso de la eternidad.

Por ti esperamos que,
al cerrar a este destierro los ojos de la carne,
se abrirán los del alma
para anegarse en aquel piélago
de soberana hermosura,
de suavísimos deleites,
por el cual, ansiosamente,
suspiran las almas regeneradas
y que nos anunció y mereció Cristo Señor nuestro
haciéndonos ricos y salvos.

A El por ti, Señora,
rendimos gloria y alabanza,
con el Padre y el Espíritu Santo,
ahora y siempre por los siglos de los siglos.

Amén.