Señor,
tú que has concedido
la palma del martirio
a san Pedro Chanel
cuando trabajaba
por extender tu Iglesia,
concédenos a nosotros que,
en medio de las alegrías pascuales,
celebremos de tal modo
el misterio de Cristo
muerto y resucitado,
que seamos
verdaderamente testigos
de una vida nueva.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.