Martes 28 de Febrero de 2017

Pedro le dijo a Jesús: "Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido". Jesús respondió: "Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia, desde ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y, campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la Vida eterna. Muchos de los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros".

Comentario:

Son varios los momentos en los que San Pedro aparece en los Evangelios y no son pocas las veces en que sus intervenciones parecen no tan atinadas, impulsivas, inmaduras. Y por ello se ganó en más de una ocasión palabras duras por parte de Jesús, llenas de amor claro, pero fuertes.

Y en este pasaje Pedro le dice a Jesús: "lo hemos dejado todo, ¿qué nos vas a dar a cambio?". Pareciera que Jesús le va a responder con dureza nuevamente, pero no es así, más bien le da la razón. Claro que sí, lo has dejado todo, eso para mí no es indiferente, tengo para ti algo muy grande, cien veces más de lo que entregaste aquí en la tierra y luego la vida eterna. Porque si tú eres generoso, Dios no se deja ganar en generosidad.

Dejarlo todo por el Señor no es un camino de penurias, no es un martirio. Es todo lo contrario, es un camino de plenitud. La vida cristiana es un camino de felicidad, de gozo, de plenitud. Si no vivimos con alegría nuestra vida cristiana, algo está fallando.

¿Pero a qué más se refiere Jesús cuando nos ofrece el ciento por uno? A uno de sus dones más grandes: la Eucaristía. Jesús nos pide uno, pero Él se ha dado 100, Él lo ha dado todo, entregó su vida, nos amó hasta el extremo y ha querido quedarse para siempre con nosotros en la Eucaristía, que es ese alimento que nos permite llevar adelante el combate por la vida cristiana.

No seamos como el joven rico del Evangelio de ayer, al que Jesús le pidió que lo siga y se fue entristecido, con las manos vacías, porque no quiso. Seamos como Pedro, que cuando Jesús le pidió que lo siga dejó todo y fue tras Él, con las manos llenas y fruto de eso, recibió el ciento por uno. Seamos hombres y mujeres llenos de amor a la Eucaristía, que nos da la fuerza, para poder decirle siempre que sí al Señor.

P. Juan José Paniagua