Los Diez Mandamientos de la Ley de Dios son:
1º Amarás a Dios sobre todas las cosas.
2º No tomarás el Nombre de Dios en vano.
3º Santificarás las fiestas.
4º Honrarás a tu padre y a tu madre.
5º No matarás.
6º No cometerás actos impuros.
7º No robarás.
8º No dirás falso testimonio ni mentirás.
9º No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
10º No codiciarás los bienes ajenos.
En el Antiguo Testamento Dios entregó los Diez Mandamientos a Moisés en el Sinaí para ayudar a su pueblo escogidos a cumplir la ley divina.
Jesucristo, en la ley evangélica, confirmó los Diez Mandamientos y los perfeccionó con su palabra y con su ejemplo.
Nuestro amor a Dios se manifiesta en el cumplimiento de los Diez Mandamientos y de los preceptos de la Iglesia.
En definitiva, todos los Mandamientos se resumen en dos: amar a Dios sobre todas las cosas y amar al prójimo como a uno mismo, y más aún, como Cristo nos amó.
¿Basta creer para salvarse?
No basta creer para salvarse, pues dice Jesucristo: Si quieres salvarte, cumple los mandamientos.
¿Quién dio los Diez Mandamientos?
Dios mismo dio los Diez Mandamientos a Moisés, y Jesucristo los confirmó y perfeccionó con su palabra y con su ejemplo.