Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Jesucristo óyenos.
Jesucristo escúchanos.
Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo Redentor del Mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros
Virgen Santísima que, resplandeciente de belleza celestial, aparecistes muchas veces en la gruta de Lourdes, ruega por nosotros.
Señora nuestra, que recomendaste orásemos por la conversión de los pecadores,
Señora nuestra, que hiciste conocer que te sería agradable se visitase la gruta milagrosa,
Señora nuestra, que hiciste brotar allí una fuente de agua cristalina y milagrosa.
Señora nuestra, que escogiste entre todos tus privilegios , el de la Inmaculada Concepción para que sea allí especialmente honrado,
Señora nuestra, que te hiciste conocer diciendo: “Soy la Inmaculada Concepción”.
Señora nuestra, que obtienes la gracia de la conversión a los pecadores más obstinados,
Señora nuestra de Lourdes que fortaleces a los justos en ell camino de la virtud,
Señora nuestra, que alcanzas vista a los ciegos, salud a los enfermos, y el uso de los miembros a los paralíticos,
Señora nuestra, que más de una vez has ahuyentado la muerte próxima a herir a sus víctimas,
Señora nuestra, esperanza y sostén de los moribundos,
Señora nuestra, reina del cielo, ábrenos en nuestra muerte, las puertas de la Jerusalén celestial,
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdónanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros.
Cristo óyenos.
Cristo escúchanos.
R. Ruega por nosotros Virgen santa Inmaculada.
R. Para que seamos dignos de las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Oración: Oh Dios, que por la Inmaculada Concepción de la bienaventurada Virgen María, preparaste a tu Divino Hijo una digna morada; preservándola de toda mancha por los méritos de la Pasión prevista de ese mismo Hijo; Tú que has querido escoger la gruta de Lourdes para hacer allí honrar especialmente ese glorioso privilegio de tu Madre y demostrar la eficacia de sus ruegos, dígnate purificarnos de nuestras manchas y hacernos llegar a tu reino, por los méritos de su intercesión. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén
Se previene que esta Letanía sólo puede rezarse en privado y nunca en público.
A las invocaciones que siguen se repire: “ruega por nosotros”.
(Compilado por José Gálvez Krüger)