Fueron dos casos de peligro de muerte los que originaron las Píldoras de Fray Galvão; uno, el de una parturienta, y el otro, el de un muchacho con cálculos renales. En ambos casos, no pudiendo ayudar personalmente a los necesitados, Fray Galvão escribió una jaculatoria en latín, en un pequeño papel que dobló y recortó en forma de píldora, pidiendo que las dieran a los enfermos.
Así la parturienta, su niño y el muchacho se salvaron; de ahí la extraordinaria fama de las píldoras y la notable fe que los devotos depositan en ellas.
El texto de esa pequeña oración escrita por Fray Galvão dice así: “Pos partum, Virgo, Inviolata permansisti! Dei Genitrix, intercede pro nobis! (Después del parto, ¡oh Virgen, permaneciste intacta! Madre de Dios, intercede por nosotros).
En razón de que estos hechos tienen que ver inicialmente con una parturienta, y refiriéndose a la jaculatoria del Parto de la Virgen, Fray Galvão pasó a ser popularmente considerado “patrono de las parturientas”.