Jueves 27 de Abril de 2017

El que viene de arriba está por encima de todos: el que es de la tierra, es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo, da testimonio de lo que ha visto y oí­do, y su testimonio nadie lo acepta. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz. Porque aquel a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios, porque da el Espí­ritu sin medida. El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en su mano. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; el que rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida, sino que la cólera de Dios permanece sobre él.

Comentario:

Hoy concluimos el relato del encuentro de Jesús con Nicodemo. Y el Señor ha estado repitiéndole una idea muy importante: "el que cree en el Hijo del hombre, tiene vida eterna". Es decir, creer en Dios. Y hoy nos va a mostrar que creer significa reconocer la veracidad de Dios, reconocer que Dios nos habla siempre con la verdad, que es fiable, que sus palabras son verdad. Hoy nos podemos preguntar: ¿le creemos a Dios? ¿Nos fiamos de sus palabras y de sus promesas? Jesús le dice a Nicodemo: "el que es de la tierra, habla de la tierra". "El que viene del cielo da testimonio de lo que ha visto y oí­do, y su testimonio nadie lo acepta". A veces nos pasa que pensamos mucho según el mundo. ¿Cuántos criterios mundanos se nos meten y vivimos según ellos? Criterios que nos llevan a ser codiciosos, apegados a lo material, egoí­stas, vanidosos, etc.

Y esto ocurre porque aún le creemos mucho al mundo. Soñamos con el mundo, pensamos que nos va a dar la plenitud que tanto anhelamos. Por eso también pensamos según el mundo. Creámosle entonces a Jesús. Creamos que Él es veraz. Creámosle a Dios, para que pensemos según Dios. Para que vivamos según los criterios del Evangelio. Para que nos convirtamos cada vez más.

 P. Juan José Paniagua