Oraciones
Para todos los días de la semana
Para el domingo
¡Oh Señor y Dios omnipotente! Yo te suplico por la preciosa sangre que tu Hijo derramó en el Huerto, que saques las almas del Purgatorio, y en particular las que están más olvidadas, y llévalas al descanso eterno.
Dos Padrenuestros y dos avemarías.
Para el lunes
¡Oh Señor y Dios omnipotente! Yo te suplico por la preciosa sangre que tu Hijo derramó con los crueles azotes que recibió, saques las almas del Purgatorio, y en particular las que están próximas a subir al eterno descanso, para que así empiecen cuanto antes a alabarte y bendecirte eternamente.
Dos Padrenuestros y dos avemarías.
Para el martes
¡Oh señor y Dios omnipotente! Yo te suplico por la preciosa sangre que derramó tu Santísimo Hijo cuando le pusieron la corona de espinas, saques las almas del Purgatorio, y en particular la que debiere ser la última de todas en salir, para que no tarde tanto en alabarte y bendecirte eternamente en la Gloria. Amén.
Dos Padrenuestros y dos avemarías.
Para el miércoles
¡Oh Señor y Dios omnipotente! Yo te suplico por la preciosa sangre que derramó tu Santísimo Hijo por las calles de Jerusalén cuando iba con la cruz a cuestas, saques a las almas del Purgatorio, y en particular la más rica en méritos para contigo, a fin de que desde el sublime trono de gloria que espera, te alabe y bendiga eternamente. Amén.
Dos Padrenuestros y dos avemarías.
Para el jueves
¡Oh Señor y Dios omnipotente, yo te suplico por el precioso cuerpo y sangre de tu Santísimo Hijo, que en la noche de su Pasión dio en comida y bebida a sus Apóstoles y dejó a toda la Iglesia en sacrificio perpetuo y vivífico alimento de los fieles, saques las almas del Purgatorio, en particular la más devota de este misterio de amor, para que por ello te alabe con tu divino Hijo y con el espíritu Santo en tu Gloria eternamente.
Dos Padrenuestros y dos avemarías.
Para el viernes
¡Oh Señor y Dios omnipotente! Yo te suplico por la preciosa sangre de tu Santísimo Hijo derramó desde el árbol de la cruz, especialmente de sus sacratísimos pies y manos, saques las almas del Purgatorio, y en particular aquellas por quienes tengo mayor obligación de rogarte, para que no queden allí penando por mi culpa, ni sean privadas de alabarte y bendecirte eternamente en la Gloria.
Dos Padrenuestros y dos avemarías.
Para el sábado
¡Oh Señor y Dios omnipotente! Yo te suplico por la preciosa sangre que salió del costado de tu Santísimo Hijo en presencia y con grandísimo dolor de su Santísima Madre, saques las almas del Purgatorio, en particular la que haya sido más devota de esta gran Señora, para que, cuanto antes vaya a tu Gloria a alabarte en Ella y a Ella en ti, por todos los siglos de los siglos. Amén.
Dos Padrenuestros y dos avemarías.
A las benditas ánimas del purgatorio
¡Cuán consolatorio
dulce pensamiento,
el del purgatorio
para el pecador!
¿Quién será tan puro
que el celeste asiento
tenga por seguro
sin miedo de error?
En este recelo
Solaz y dulzura
es saber que al cielo
se va por dolor
Se espera el contento
por la de amargura
senda, y aposento
de triste amor.
Propaganda de la Cruzada a favor de las benditas almas del Purgatorio con licencia de la autoridad eclesiástica dada en 31 de Mayo de 1929. Al devoto de ellas – Felipe E. Hidalgo
Cortesía de: José Gálvez Krüger