Madre Aparecida, tal como vos un día,
así hoy me siento yo delante de ti y de mi Dios,
que nos propone para la vida
una misión cuyos contornos y límites desconocemos,
cuyas exigencias apenas vislumbramos.
Pero en nuestra fe de que para Dios nada es imposible,
tú, Madre, no dudaste y yo tampoco puedo dudar.
'He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra’,
de igual manera Madre, como tú, yo abrazo mi misión,
coloco mi vida en vuestras manos, para que vayamos tú, Madre y tu Hijo,
a caminar juntos, creer juntos, luchar juntos, vencer como siempre juntos;
caminantes, tú y tu Hijo.
‘Mujer he aquí a tu hijo, hijo he aquí a tu Madre’.
Madre Aparecida, un día llevaste a tu Hijo al templo para consagrarlo al Padre,
para que fuese completamente disponible para la misión,
llévame al mismo Padre, conságrame a Él con todo lo que soy
y con todo lo que tengo, aquí estoy, envíame.
Madre de Aparecida, pongo en vuestras manos,
para que la eleves ante el Padre, a nuestra juventud,
vuestra juventud, la Jornada Mundial de la Juventud,
cuánta fuerza, cuánta vida, cuánto dinamismo que brota y explota
y que puede estar al servicio de la vida de la humanidad.
Padre, acoge y santifica a tu juventud.
Finalmente Madre, te pedimos permanecer aquí siempre,
acogiendo a vuestros hijos y a vuestras hijas peregrinos,
pero también ven con nosotros, estate siempre a nuestro lado y acompaña nuestra misión,
a la familia grande de los devotos, principalmente cuanto más nos pesa la cruz
sustenta nuestra esperanza y nuestra fe,
sé fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida. Amén".