Oh, Santa María la Antigua, Patrona de Panamá;
Tú que conoces todas las luchas, anhelos, tristezas y
alegrías de nuestro pueblo acompañándole con amor maternal,
en esta etapa de la Nueva Evangelización, ponemos
bajo tu amparo a nuestra Nación y a todos los que
habitamos en ella, para que como Tú, podamos con
fidelidad, entrega y amor cumplir la misión a la que
hemos sido llamados como testigos y discípulos misioneros del Evangelio.
Te pedimos muy especialmente por nuestras familias,
para que florezcan en ellas los valores que brillaron en la familia de Nazaret,
en la que Tú resplandeciste como una Madre abnegada junto al Justo San José,
cuidando ambos fiel y generosamente del Verbo de Dios
que habitó entre nosotros.
Intercede por esta Iglesia panameña, para que surjan
vocaciones a la vida presbiteral, a la vida consagrada
y a la vida laical comprometida, de manera que nunca
falten el pan de la Palabra y de la Eucaristía, pues
como dice el Evangelio: “la mies es mucha y los obreros pocos” (Lc. 10, 2)
Acuérdate de tus hijos (hágase una petición particular)
quienes te aclamamos y confiamos en Ti,
con la confianza de que intercedes por nosotros,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.