Carta Encíclica EVANGELIUM VITAE del Sumo Pontífice Juan Pablo II

A los Obispos, a los sacerdotes y diáconos,

A los religiosos y religiosas a los fieles laicos

Y a todas las personas de buena voluntad

Sobre el valor y el carácter inviolable de la Vida Humana

INTRODUCCIÓN

Valor incomparable de la persona humana 
Nuevas amenazas a la vida humana 
En comunión con todos los obispos del mundo

CAPÍTULO I
LA SANGRE DE TU HERMANO CLAMA A MÍ 
DESDE EL SUELO
Actuales amenazas a la vida humana

«Caín se lanzó contra su hermano Abel y lo mató» (Gén. 4,8): raíz de la violencia contra la vida

«¿Qué has hecho?» (Gén. 4, 10): eclipse del valor de la vida

«¿Soy acaso el guarda de mi hermano?» (Gén. 4, 9): una idea perversa de libertad

«He de esconderme de tu presencia» (Gén 4, 14): eclipse del sentido de Dios y del hombre

«Os habéis acercado a la sangre de la aspersión» (cf. Hb. 12, 22-24): signos de esperanza y llamada al compromiso

CAPÍTULO II
HE VENIDO PARA QUE TENGAN VIDA
Mensaje cristiano sobre la vida

«La vida se manifestó, y nosotros la hemos visto» (1 Jn. 1,2): la mirada dirigida a Cristo, «Palabra de vida»

«Mi fortaleza y mi canción es el Señor. Él es mi salvación» (Ex. 15, 2): la vida es siempre un bien

«El nombre de Jesús ha restablecido a este hombre» (cf. Hch. 3, 16): en la precariedad de la existencia humana Jesús lleva a término el sentido de la vida

«Llamados… a reproducir la imagen de su Hijo» (Rom. 8, 28-29): la gloria de Dios resplandece en el rostro del hombre

«Todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás» (Jn. 11, 26): el don de la vida eterna

«A cada uno pediré cuentas de la vida de su hermano» (Gén. 9, 5): veneración y amor por la vida de todos

«Sed fecundos y multiplicaos, y henchid la tierra y sometedla» (Gén. 1, 28): responsabilidades del hombre ante la vida

«Porque tú mis vísceras has formado» (Sal. 139/138, 13): la dignidad del niño no nacido

«Tengo fe aun cuando digo: "¡Muy desdichado soy"!» (Sal. 116/115, 10): la vida en la vejez y en el sufrimiento

«Todos los que la guardan alcanzarán la vida» (Ba. 4, 1): de la ley del Sinaí al don del Espíritu

«Mirarán al que atravesaron» (Jn. 19, 37): en el árbol de la Cruz se cumple el Evangelio de la vida

CAPÍTULO III
NO MATARÁS
La Ley santa de Dios

«Si quieres entrar en la vida guarda los mandamientos» (Mt. 19, 17): Evangelio y mandamiento

«Pediré cuentas de la vida del hombre al hombre» (cf. Gén 9, 5): la vida humana es sagrada e inviolable

«Mi embrión tus ojos lo veían» (Sal. 139/138, 16): el delito abominable del aborto

«Yo doy la muerte y doy la vida» (Dt. 32, 39): el drama de la eutanasia

«Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres» (Hch. 5, 29): ley civil y ley moral

«Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Lc. 10, 27): «promueve» la vida

CAPÍTULO IV
A MI ME LO HICISTEIS
Por una nueva cultura de la vida humana

«Vosotros sois el pueblo adquirido por Dios para anunciar sus alabanzas» (cf. 1 P. 2, 9): el pueblo de la vida y para la vida

«Lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos» (1 Jn. 1, 3): anunciar el Evangelio de la vida

«Te doy gracias por tantas maravillas: prodigio de soy» (Sal 139/138, 14): celebrar el Evangelio de la vida

«¿De qué sirve hermanos míos, que alguien diga: "Tengo fe", si no tiene obras?» (St. 2, 14): servir el Evangelio de la vida

«La herencia del Señor son los hijos, recompensa el fruto de las entrañas» (Sal. 127/126, 3): la familia «santuario de la vida»

«Vivid como hijos de la luz» (Ef. 5, 8): para realizar un cambio cultural

«Os escribimos esto para que nuestro gozo sea completo» (1 Jn. 1, 4): el Evangelio de la vida es para la ciudad de los hombres

CONCLUSIÓN

«Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer vestida del sol» (Ap. 12, 1): la maternidad de María y de la Iglesia

«El Dragón se detuvo delante de la Mujer… para devorar a su Hijo en cuanto lo diera a luz» (Ap. 12, 4): la vida amenazada por las fuerzas del mal

«No habrá ya muerte» (Ap. 21, 4): esplendor de la resurrección