El genetista Huang con su equipo de la Universidad SunYat-sen, en China, usaron embriones humanos “no viables” obtenidos por fertilización in vitro. Trataron de modificar el gen responsable de la beta-talasemia, enfermedad hematológica que puede ser mortal, usando una técnica conocida como CRISPR/Cas9, que consiste en editar los genes para corregir errores o mutaciones no deseadas. Aplicaron la técnica en 86 embriones, de los que sobrevivieron 71. La edición se realizó con éxito en 28 pero sólo en 4 se logró corregir el gen de la beta-talasemia
Algunas implicaciones éticas de esto:
1. La fertilización in vitro tiene varios problemas éticos, ahora nos referiremos solamente a que, de esta técnica, pueden resultar embriones humanos creados con fines reproductivos que al sobrar son congelados en espera de que los padres decidan regresar para ser transferidos al útero de su madre. Por diversas circunstancias, quedan abandonados en un congelador, se encuentran suspendidos en el tiempo, estando vivos y son hijos de unos padres.
En otras ocasiones, los embriones son creados en el laboratorio con el fin de ser utilizados para investigar, para lo cual unen los gametos que previamente han sido tomados y en ocasiones congelados.
Estos embriones, que son seres humanos desde el momento de la unión de los gametos aunque esto se haya dado en el laboratorio, fueron utilizados bajo el pretexto de “no ser viables”. El que ellos no puedan sobrevivir no cambia que sean personas humanas en una situación vulnerable, valiosas en sí mismas.
La ciencia -bajo el pretexto de avanzar- utilizó a estas personas que no pueden expresar su consentimiento, sin cumplir el principio terapéutico ya que el riesgo es mayor que el beneficio, aprovechándose de su situación de abandono y sobre todo al no darles un valor en sí mismos sino en cuanto a objetos que sirven para investigar.
2. La técnica CRISPR/Cas9 es utilizada para manipular el genoma. El complejo enzimático CRISPR/Cas9 se une y corta el ADN en lugares específicos, sobre todo donde hay un gen anormal, ya sea para repararlo o sustituirlo.
Cualquier manipulación sobre genes tendría que realizarse primero en células somáticas de animales, posteriormente en células somáticas humanas. Con esto, el riesgo está siendo sólo sobre una parte del cuerpo y se podría estar cumpliendo con el principio terapéutico. Sería la manera de reparar.
Aunque parece que esta técnica se aplicó primero en células somáticas y embriones de animales, no se justificaría realizarla en el embrión humano. Este equipo de investigadores lo hizo por una cuestión pragmática, al tratar de arreglarlo, en este caso, en el embrión o en los gametos, si se lograra, todas las células quedarían reparadas. Sin embargo, no se justifica pues las consecuencias para la salud y para la vida no pueden preverse. En este caso hubo una tasa alta de mortalidad. Este mal, lo justificaron porque de todos modos no podían sobrevivir.
Además, una vez que se empieza la manipulación genética de embriones con un fin terapéutico, se abre la puerta para la manipulación con fines eugenésicos. Tampoco pueden preverse las consecuencias no sólo para este sujeto sino para su descendencia.
3. Cosificación de la persona. Esta investigación justificó usar a estos embriones por tener una triploidía, es decir, en vez de pares de cromosomas (46), tres de cada uno (69) por la fertilización de un óvulo por dos espermatozoides.
Esta característica biológica que pone en peligro su vida, sirvió como aparente justificación para utilizarlos para una investigación que puso en peligro su vida, no les beneficia a ellos sino podría beneficiar a otros. Esto no cumple el principio terapéutico y a la persona no se le valora por serlo sino por la utilidad que puede representar en un avance científico.
Es de llamar la atención la reacción de la comunidad científica, que fue diversa. Numerosos científicos reclamaron una “moratoria”; en la aplicación de estas técnicas, las revistas Nature y Science rechazaron el artículo por motivos éticos. Finalmente, fue la revista Protein & Cell la que publicó la investigación. Científicos muy liberales lo consideran una oportunidad para que en cualquier lugar del mundo se puedan hacer todo tipo de experimentos.
La ciencia siempre debe estar al servicio de la persona, y debe respetar las leyes de la naturaleza.