· El juego no tiene para el niño la misma significación que para el adulto. Para el adulto es, sobre todo, un descanso, una distracción. Para el niño es la cosa más seria que pueda existir en el mundo; se podría decir que es su ocupación esencial. Por eso es interesante que los padres, aun ocupándose de los juegos de sus hijos, eviten molestarlos con intervenciones intempestivas.
· Claudio, niño de cuatro años, deja deslizar entre sus dedos un fino hilillo de arena dorada, y no responde nada a las indicaciones imperiosas de sus mamá, que le invita a jugar con ella. "No sabes divertirte, Claudio", dice ella. "Pero sé muy bien lo que me divierte a mí", respondió Claudio.
· El niño toma de tal manera en serio su juego, que con gusto se identifica con el personaje que representa y se asocia todo lo que él imagina de su psicología.
· El juego es el trabajo de los niños, y los juguetes, los utensilios del juego.
· Un niño se divierte con su ilusión en torno a un juguete más que con el juguete mismo. Se entretiene uno mejor a los cuatro años con un trozo de madera fajado o envuelto en trapos que con un juguete complicado y costoso.
· Descubre el niño en el dibujo y la pintura un excelente medio para expresar para los demás y para sí mismo sus instintos creadores. Es mejor que él pueda inventar lo que le parezca que no el colorear los "espacios en blanco" de un método impreso de antemano; podría con esto desanimarse y renunciar a todo esfuerzo personal de imaginación.
· Los juegos de construcciones son muy apropiados a la psicología del niño, con la condición de que él pueda construir, modificar y volver a empezar según su idea.
· Lo que se interesa no es tanto el juguete y lo que cuesta, sino la actividad creadora que determina el niño.
· En la época de Navidad no deis a vuestro hijo de una vez una multitud de juguetes comprados sin discernimiento; al contrario, haced la elección con cuidado; distribuid durante el año la mitad de las compras. De esta manera los juguetes podrán realmente llenar su papel, que es contribuir al desenvolvimiento del niño, renovando su interés.
· No temáis para vuestros hijos los ejercicios al aire libre. Habituadlos pronto al viento, a la lluvia, al frío. Puede el niño hacerse fuerte muy fácilmente y poder sufrir la intemperie. Son con frecuencia los niños demasiado protegidos las víctimas de los cuidados excesivos de quienes lo rodean.
· Haced que vuestro hijo aprenda a nadar lo más pronto posible. Cuanto más joven comience le será más fácil; algo parecido como para aprender lenguas vivas.
· Cuando el niño crezca, la participación en grandes juegos y las salidas al aire libre en unión de algún grupo de jóvenes será para él ocasión de una formación buena, física y moral a la vez.
· Para el tiempo de vacaciones, aceptar con gusto que vuestro hijo participe de una colonia o un campo. Será esto ocasión para él de desarrollo físico y moral, que le beneficiará todo el año (*).
· Sin embargo, es preciso ser exigente no sólo sobre el ambiente educativo de la colonia, sino también sobre su atmósfera espiritual.
· Una recomendación que no es seguramente del todo inútil: el juego debe llevar -aun cuando el niño crezca- la recompensa en sí mismo y en la observación a conciencia de la disciplina del juego. El arte de saber perder lo mismo que ganar constituye un verdadero enriquecimiento moral. Sería de lamentar que el juego fuera estimulado por el incentivo de una ganancia cualquiera. Normalmente, los juegos por dinero deberían estar prohibidos.
· Hay en el momento actual gran cantidad de revistas y libros ilustrados para los niños. No todos son igualmente formadores. Algunos constituyen un verdadero veneno. Otros son una tontería embrutecedora. No enviemos a nuestros hijos a comprar cualquier revista en los quioscos. Puesto que las hay formativas, hagámosles, si es posible, una suscripción a su nombre. Eso evitará la tentación de comprar sin preocuparse de qué ni de cómo.
· ¿Qué se debe pensar del cine en relación a los niños? El cine posee un poder de hechizo excepcional, y puede servir con la misma facilidad a las mejores causas o a las más malas. Desde el punto de vista educativo, puede ser para el niño instrumento precioso de descanso e instrucción: filmes de historias, documentales de viajes.
· Pero puede ser en extremo peligroso, porque la mayor parte de las películas que existen en la actualidad no son para ellos. Las grandes películas de emoción y aventuras descargan verdaderos golpes de imágenes sobre los jóvenes cerebros, que se aturden con tantos choques repetidos. Las imágenes son el vehículo de una carga afectiva o sentimental
· La radio, y forzosamente la televisión, deben ser objeto de la atención de los padres, y también de educación del espíritu crítico y del juicio. Hay emisiones sanas y a veces educadoras. Las hay que son simplemente de distracción sin más. Las hay embrutecedoras y envilecedoras. Aquí es bueno recordar que "vivir es elegir" y que estas opciones donde se revela la cualidad de un alma.
Por Gaston Courtois