Pedro, después de reconocer que Jesús era el Mesías, oyó algo que no le gustó: que Jesús tenía que morir en la cruz y le dijo: No Señor, lejos de ti que suceda esto. Y es que nos ocurre algo parecido, todos queremos seguir a Dios, pero cuando nos topamos con la cruz, es decir, con las partes que no son cómodas, que implican negarse a uno mismo, de repente eso ya no nos parece. Y tenemos mil argumentos para tratar de sacar esas partes del camino. Todo bien Jesús, pero esa partecita de la cruz, mejor quitémosla, que no me gusta.