Pedro ve caminando a Jesús en las aguas y el Señor lo llama y Pedro empieza a caminar también sobre las aguas, pero en un momento siente el viento y dice el Evangelio siente miedo y se empieza a hundir. Es curioso, pero no fueron las olas, ni una tormenta lo que le hizo sentir miedo. Fue simplemente sentir el viento. Y es que qué débiles somos a veces. A veces al primer problema nos asustamos, nos empezamos a hundir, nos alejamos de Dios, empiezan los reclamos.
Qué insuficientes son nuestras fuerzas. Y es que estamos necesitados. Pedro puede caminar sobre las aguas turbulentas cuando está con Jesús.