Jesús ha venido a sembrar la buena semilla, es Dios que quiere entrar en nuestras vidas y lo hace con generosidad, sobre buenos y malos, no hace distinción. La pregunta de hoy es, ¿cómo recibes esa buena semilla? ¿qué tipo de tierra eres tú?
Nosotros exigimos que las personas cambien primero para que les demos nuestro amor. Pero Dios es distinto, Él no nos pide primero que seamos tierra buena, sino que primero nos ama, aunque no lo merezcamos y nos invita, con amor, con paciencia, a que seamos tierra buena.