Hoy Jesús sube con sus 3 amigos más cercanos al monte tabor y se transfigura frente a ellos. Dice el Evangelio que su rostro resplandecía como el Sol y sus vestiduras se pusieron brillantes. Los apóstoles que habían conocido a Jesús hecho hombre, hoy lo ven más claramente en su divinidad. Jesús es Dios. Y esto es muy importante, porque así Jesús les recuerda quiénes son. Les recuerda que su orignial es Dios, que estar con Dios es estar en casa. Lejos de Él, somos como forasteros en tierra extraña. Tan intensa debe haber sido esa experiencia que Pedro le dice al Señor: quedémonos aquí y construyamos 3 tiendas. No nos vayamos, este es nuestro hogar.
Y esto es muy importante, porque se venían los momentos difíciles, estaban próximos a la pasión de Cristo y a veces cuando vienen los momentos de dolor y sufrimiento todo se pone tan difícil, uno piensa que no va a poder, que Dios nos ha abandonado. Hoy Cristo quiere decir que no es así. Más bien nos quiere recordar que para llegar a la gloria, hay que pasar por la cruz. La cruz, llevada junto con Cristo, no nos aplasta ni destruye. Más bien la cruz, llevada con esperanza, nos asemeja más a Jesús, a nuestro único modelo, nuestro verdadero original. (Anímate a ver el comentario al Evangelio completo en el video a continuación)