Evangelio Mateo 4:12-23
12 Cuando oyó que Juan había sido entregado, se retiró a Galilea.
13 Y dejando Nazará, vino a residir en Cafarnaúm junto al mar, en el término de Zabulón y Neftalí;
14 para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías:
15 ¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, allende el Jordán, Galilea de los gentiles!
16 El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una gran luz; a los que habitaban en paraje de sombras de muerte una luz les ha amanecido.
17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: «Convertíos, porque el Reino de los Cielos ha llegado.»
18 Caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores,
19 y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres.»
20 Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron.
21 Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó.
22 Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron.
23 Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
Meditación
En medio de las tinieblas, brilló una gran luz. De los lugares más oscuros de la vida, Dios sabe sacar las mejores cosas. Porque Él no te pide que seas perfecto, lo que te pide es que le digas que sí y Él sabrá sacar las mejores cosas de ti. A veces ocurre así en nuestra vida, en medio de nuestros episodios más oscuros, Dios saca las mejores cosas. Cuántas veces ocurre que en los momentos de dolor, de sufrimiento, de angustia, es en esos momentos cuando más nos unimos a Dios. Porque cuando vienen los momentos difíciles, las cosas secundarias que nos hemos llenado en la vida caen al suelo. Y aunque sea por un momento vemos lo esencial. Y nos abrazamos a Dios con toda la fuerza. Y el momento de oscuridad se convierte en luz.