Señor, ¿qué debo hacer para no dejarte pasar de largo en mi vida? - Comentario al Evangelio 30 Octubre 2016
Señor, ¿qué debo hacer para no dejarte pasar de largo en mi vida? - Comentario al Evangelio 30 Octubre 2016
Evangelio según Lucas 9:1-10
1 Habiendo entrado en Jericó, atravesaba la ciudad. 2 Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. 3 Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. 4 Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. 5 Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa.» 6 Se apresuró a bajar y le recibió con alegría. 7 Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador.» 8 Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo.» 9 Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, 10 pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.»
Meditación
Hoy Jesús se encuentra con Zaqueo y nos dice no sólo que era un publicano, es decir un hombre muy pecador, sino que además nos da un dato curioso, era pequeño, de baja estatura. Pero esto no tiene que sorprendernos mucho, en realidad es una constante que en el Evangelio Jesús casi siempre está de parte de los pequeños. Está a favor de los niños, de los pecadores, de los publicanos, de los pobres, de los enfermos.
Zaqueo tenía muchísimos bienes, pero por dentro estaba vacío. Y fue justamente su miseria y no sus riquezas, las que le permitieron encontrarse con Dios, las que le cambiaron la vida. Al escuchar que Jesús iba a pasar por ahí, no le interesó su posición social, su dinero, o sus finas vestiduras y fue corriendo y se subió a un árbol, porque la multitud no lo dejaba ver. Porque eso es lo que hace el sediento cuando se encuentra con la fuente de agua. Es lo que hace el hambriento cuando le ponen el alimento. Supera cualquier obstáculo, porque está de verdad necesitado.
¿Tú te consideras hambriento de Dios? ¿Estás sediento de su amor? ¿Estás necesitado? (Anímate a ver la homilía completa en el video adjunto).