El pecado es una ofensa a Dios.
El pecado es una falta contra la razón, la verdad y la conciencia recta. Es una falta al amor verdadero que debemos a Dios, a nosotros mismos y al prójimo, a causa de un apego perverso a ciertos bienes que aparecen como atractivos por efectos de la tentación, pero que en verdad son dañinos para el hombre. Por eso el Papa Juan Pablo II señala que el pecado, bajo la apariencia de "bueno" o "agradable", es siempre un acto suicida.
Es grande la variedad de pecados que se cometen por egoísmo y por falta de visión sobrenatural.
Pero Dios misericordioso quiere perdonar los pecados: "¿Acaso quiero yo la muerte del impío, - dice el Señor Dios -, y no más bien que se convierta de su mal camino y viva?" (Ez 18,23).
El Evangelio nos repite este llamado a la conversión, y Jesús durante su vida perdonó muchas veces a los pecadores y, además, dio su poder divino a los Apóstoles y a sus sucesores para perdonar los pecados.
¿Qué es el pecado?
El pecado es una palabra, un pensamiento, un acto, un deseo o una omisión contrarios al plan de felicidad que Dios tiene para el hombre.
¿Qué es un pecado mortal?
Un pecado mortal es elegir deliberadamente, es decir, sabiéndolo y queriéndolo, una cosa gravemente contraria a la ley divina y al fin último del hombre.
¿Qué consecuencias tiene el pecado mortal?
El pecado mortal entraña la pérdida de la caridad y la privación de la gracia santificante, es decir, del estado de gracia. Sin el arrepentimiento del hombre y el perdón de Dios, causa la muerte eterna en el infierno.
¿Qué debemos hacer si hemos tenido la desgracia de cometer un pecado mortal?
Si hemos tenido la desgracia de cometer un pecado mortal, debemos pedir de corazón perdón a Dios y reconciliarnos con El cuanto antes, haciendo una buena confesión.
¿Qué consecuencias tiene la reiteración de pecados?
La reiteración de pecados, incluso aquellos que no son mortales, engendra vicios, entre los cuales se distinguen los pecados capitales.