Amado Santo Domingo,
tu entregaste tu corta vida
totalmente por el amor a Jesús
y su Madre.
Ayuda hoy a la juventud
para que se de cuenta
de la importancia de Dios en su vida.
Tu que llegaste a ser santo
a través de la participación fervorosa
de los sacramentos,
ilumina a padres y niños
en la importancia de la frecuencia
en la confesión y santa comunión.
Tu que a una temprana edad
meditaste en los sufrimientos
de la Pasión de Nuestro Señor,
obten para nosotros
la gracia de un ferviente deseo
de sufrir por amor a El.
Necesitamos desesperadamente
tu intercesión para proteger
a los niños de hoy de los engaños de este mundo.
Vigila sobre ellos
y condúceles por el camino estrecho
hacia el Cielo.
Pide a Dios que nos de la gracia
para santificar nuestras obligaciones diarias
llevándolas a cabo de manera perfecta
por amor a El.
Y recuérdanos la necesidad
de practicar la virtud
sobre todo en los tiempos
de prueba y tribulación.
Santo Domingo Savio,
tu que supistes preservar el corazón
en la inocencia bautismal,
ruega por nosostros.
Amén.