Si no hubiese sido el guardián del Misterio
José no hubiese deseado sino la paz de los elegidos,
porque sólo un doble amor lo ataba a la tierra:
su esposa María, y su hijo José
¡Jesús!, ¡María!, ¡José!
Invocando sólo esos tres nombres, se obtendrán grandes gracias y se ganarán, cada vez, una indulgencia de 7 años y 7 cuarentenas, concedidas por el Papa Pío X, el 16 de junio de 1906, y aplicable a las almas del Purgatorio.
Traducido del francés por José Gálvez para ACI Prensa