Bonifacio Llamera O.P.
Transcrito por José Gálvez Krüger para ACI Prensa
Cuando se hable este asunto, hay que tener en cuenta estas consideraciones:
1) “Que la virginidad, por ser virtud – así dice Santo Tomás - , implica el propósito confirmado por un voto de guardar perpetuamente la integridad”.
2) En aquel tiempo había cierta corriente entre los judíos a observar continencia, por lo que “no debe decirse que esto fue entre los israelitas algo inaudito – escribe el P. Vosté - ; pues en aquel tiempo la mente judaica tendía a una ascesis más severa, incluida la observancia de la continencia, como aparece entre los esenios”.
3) De la Santísima Virgen enseñan todos los teólogos como Santo Tomás que fue conveniente el que consagrase a Dios con voto su virginidad. Además ello se colige de aquellas palabras: “¿Cómo se hará esto, pues no conozco varón?, quomodo fiet istud, quoniam virum non connosco?”. Estas palabras comenta el P. Vosté – como todos los exegetas notan y el mismo Loysi, carecen de sentido si no se trata de voto, o al menos de un propósito de guardar virginidad aun en el estado de matrimonio”.
4) Que San José hizo voto de virginidad lo afirma ex profeso Santo Tomás: “La bienaventurada Virgen, anates d eunirse con José, fue cerciorada por divina revelación de que José tenía el mismo propósito (quod Ioseph in simili proposito era), y, por tanto, no se exponía a peligro casándose…” “Puede creerse que no solamente María, sino también José estaba dispuesto en su interior a guardar virginidad, a no ser que Dios ordenase otra cosa. Pero no manifestaron con palabras expresas esta intención al principio, sino más tarde, y así permanecieron siempre vírgenes”. Tanto el voto de María como el de José, según Santo Tomás, fue condicionado antes del matrimonio y después absoluto: “No es creíble que la Madre de Dios, antes de desposarse con José, hiciese de un modo absoluto el voto de virginidad; sino que, aun deseándolo ella, abandonó su voluntad al arbitrio divino. Y después, habiendo tomado marido conforme a las exigencias de aquel tiempo, emitió juntamente con él voto de virginidad”. En todo voto va siempre necesariamente implícita esta condición: si Dios otra cosa no quiere o prescribe. Tal condición parece ser la que San José y la Santísima Virgen formularon y pusieron explícitamente. Más no fue por eso su voto más imperfecto, como acontece cuando es condicionado, dependiendo de una condición extrínseca. El sentido de esta condición no fue la duda de si querían permanecer vírgenes, sino por el contrario, de si debían.
5) La razón de esta doctrina, en general, es porque “las obras de perfección son más laudables si se cumplen bajo voto” (Ibíd.). Por eso observa muy acertadamente Cayetano sobre este punto: Es muy razonable que el santo esposo, concediendo a su esposa hacer voto de virginidad dentro del estado de matrimonio, también el hiciese juntamente dicho voto; teniendo sobre todo en cuenta que la divina Providencia casi debía inspirar esto a José, para que la Virgen de vírgenes tuviese también su compañero y servidor virgen. Además, no estaría llena de gracia (María) si faltase esta gracia a su consorte; pues ella misma, según la recta razón, debía desearlo ardientemente. Y por esto en la Escritura se dice simplemente que antes de la Anunciación hizo voto con José de virginidad”. Esta es pues, la fe de la Iglesia: san José guardó siempre perfecta virginidad y ésta por voto, a imitación de su inmaculada Esposa, la Virgen María.