Milagroso San Simeón, padre mío, amado y misericordioso.
Hoy me dirijo a ti para agradecerte por todas las cosas buenas con que me haz bendecido;
por mi familia, mis amigos, mi salud y mis bienes materiales, que gracias a ti y al Padre Celestial puedo disfrutar.
También quiero agradecerte por la ayuda que me das para enfrentar las
dificultades que se me presentan y por el consuelo que en ti encuentro para soportar los acontecimientos inevitables,
porque aunque me encuentre en caminos lejanos en los que la vida peligra a cada segundo, a pesar de
las penurias, hambre y sed, pero con la esperanza de una vida mejor
para los míos; al tener fe en ti, siento la fortaleza y la confianza para
seguir adelante y vivir cada día plenamente... San Simeón;
te pido que seas tú el abogado intercesor ante Dios Todopoderoso,
para que se me conceda lograr todas las cosas buenas que me
proponga. Y así poder dejar un mundo mejor al que encontré.
Amén.