Patriarca san Juan de Ribera,
lumbrera para toda España:
Necesitamos hombres y mujeres creyentes
y polifacéticos como tú,
que en situaciones difíciles como la actual,
orienten al pueblo cristiano por los caminos
que nos llevan a la verdadera fe sin olvidar nuestra condición
de que somos caminantes aún en este mundo,
y por lo tanto hay que solucionar los problemas terrenos.
Tú fuiste un loco de la Eucaristía y sabías claramente
que para obrar en la voluntad de Dios
hay que vivir en su presencia,
y todavía más si se tienen cargos de responsabilidad
y relevancia en los distintos ámbitos de la vida y de la sociedad.
Haznos amar la Eucaristía
que es el amor a la santa presencia
del Señor entre nosotros,
que es reconocer que Él se hace presente entre nosotros
cuando pronunciamos las palabras consagratorias.
Si Dios está aquí –en el Sagrario-- está ahora entre nosotros,
lo hemos de hacer presente en nuestras vidas,
y en nuestra comunidad, en nuestras calles y plazas.
Enséñanos a llevar la fe a nuestros hermanos
como la llevaste tú
y a anunciar el Evangelio como lo anunciaste tú.
Enséñanos a hacer vida las bienaventuranzas.
Enséñanos a vivir la fidelidad y la entrega,
la dedicación a la oración y a la configuración
de nuestra vida con Cristo.
Que vivamos un amor incondicional,
una gran misericordia,
una acogida total del otro,
y una paciencia sin límites.
Que nuestra vida fundada en la Eucaristía,
Enséñanos a gozar de la compañía de Jesús Eucaristía
y a transfigurarnos para ser imagen suya
viviendo por y para los demás.
Que no desdeñemos estar cerca de los hombres
que en ellos descubramos siempre ternura y generosidad
comprensión y la viva imagen de Cristo el Señor.
Amén.