En cuarto lugar: En la práctica ha sobrevivido a la renovación post conciliar del Vaticano II un ministro que no aparece en ninguna de las rúbricas e instrucciones u ordenaciones de los actuales ritos: esto es, el Maestro de Ceremonias; hoy por hoy, el ceremoniero muchas veces asume una autoridad tal, que tiende a inhibir de su oficio a los demás ministros, al diácono en particular.
El Ceremonial de Obispos propone la necesidad de un maestro de ceremonias, que coordine, organice, ensaye, dirija las ceremonias como preparación a las mismas. Pero dice claramente en su número 35 que el ceremoniero "coordine oportunamente con los cantores, asistentes, ministros, celebrantes, aquellas cosas que deben hacer y decir. Dentro la celebración obre con máxima discreción; no hable nada superfluo, no ocupe el lugar de los diáconos y de los asistentes al lado del celebrante". Es de notar que el ceremonial menciona al ceremoniero en sus números 34-37 y luego no lo menciona más en sus 1210 números.