Consejo Pontificio de la Cultura

Autoridades

Presidente
Cardenal Gianfranco Ravasi

Secretario
Cardenal Paul Joseph Jean Poupard

¿Qué es?

El origen del Pontificium Consilium de Cultura, Consejo Pontificio de la Cultura, se remonta al Concilio Vaticano II. El Concilio, en efecto, destacó, -dedicándole toda una sección de la constitución pastoral Gaudium et Spes- la importancia fundamental de la cultura para el pleno desarrollo del hombre, los múltiples vínculos que existen entre el mensaje de la salvífico y la cultura, y el mutuo enriquecimiento entre la Iglesia y las culturas en la comunión histórica con las diversas civilizaciones (Gaudium et Spes, 53-62).

El Papa Pablo VI, recogiendo el fruto de los trabajos de la Asamblea del Sínodo de los Obispos sobre la evangelización, celebrado en otoño de 1974, escribió: "El Evangelio, y por tanto la evangelización, no se identifican ciertamente con la cultura, y son independientes respecto a todas las culturas. Sin embargo, el Reino que el Evangelio anuncia, es vivido por hombres profundamente ligados a una cultura, y la construcción del Reino debe necesariamente servirse de los elementos de la cultura y de las culturas humanas. Independiente frente a las culturas, el Evangelio y la evangelización no son necesariamente incompatibles con ellas, sino capaces de impregnarlas todas, sin sujetarse a ninguna" (Evangelii Nuntiandi, n. 20).

Haciendo acopio del rico legado de Pablo VI, del Concilio Ecuménico Vaticano II y del Sínodo de los Obispos, Juan Pablo II creó en 1982 el Consejo Pontificio para la Cultura (Carta autógrafa al Cardenal Secretario de Estado, 20 mayo 1982).

Con la Carta Apostólica en forma de Motu proprio Inde a Pontificatus, del 25 de marzo de 1993, Juan Pablo II unió el Consejo Pontificio para el Diálogo con los No-creyentes (fundado en 1965 por Pablo VI) con el Consejo Pontificio para la Cultura, para formar un único organismo que lleva el nombre de Consejo Pontificio de la Cultura.

1. Objetivos y tareas del Consejo

A) El Consejo Pontificio de la Cultura es el dicasterio de la Curia Romana que auxilia al Sumo Pontífice en el ejercicio de su supremo oficio pastoral, para bien y servicio de la Iglesia universal y de las Iglesias particulares, en lo que respecta al encuentro entre el mensaje salvador del Evangelio y las culturas; el estudio de los graves fenómenos de la ruptura entre el Evangelio y las culturas; de la indiferencia religiosa e increencia; las relaciones de la Iglesia y de la Santa Sede con el mundo de la cultura. Para ello, promueve en particular el diálogo con las diversas culturas de nuestro tiempo, a fin de que la civilización del hombre se abra cada vez más al Evangelio, y cuantos cultivan las ciencias, las letras y las artes se sientan reconocidos por la Iglesia como servidores de lo verdadero, lo bueno y lo bello.

El Consejo Pontificio de la Cultura, además, sigue y coordina la actividad de las Pontificias Academias y mantiene contactos periódicos con la Pontificia Comisión para los Bienes Culturales de la Iglesia, buscando una recíproca colaboración.

B) El Consejo tiene encomendadas las siguientes tareas:

- Promover el encuentro entre el mensaje salvífico del Evangelio y las culturas de nuestro tiempo, a menudo caracterizadas por la increencia o la indiferencia religiosa, para que éstas se abran cada vez más a la fe cristiana, creadora de cultura y fuente inspiradora de las artes, las ciencias y las letras. (Cf. Motu Proprio Inde a Pontificatus, art. 1).

- Manifestar la solicitud pastoral de la Iglesia frente a los graves fenómenos de ruptura entre el Evangelio y las culturas. Promover, por tanto, el estudio del problema de la increencia y de la indiferencia religiosa presente de formas diversas en los distintos ambientes culturales, indagando sus causas y consecuencias, en lo respecta a la fe cristiana, con el intento de proporcionar una ayuda adecuada a la acción pastoral de la Iglesia en la evangelización de las culturas y la inculturación del Evangelio. (Cf. Ibid., Art. 2).

- Favorecer las relaciones entre la Iglesia y la Santa Sede con el mundo de la cultura, promoviendo oportunas iniciativas en el ámbito del diálogo entre la fe y la cultura, y el diálogo intercultural. Seguir las iniciativas emprendidas por otras instituciones de la Iglesia y ofrecer la propia colaboración a los organismos correspondientes de las conferencias episcopales (Cf. Ibid., Art. 3).

- Entablar diálogo con los que no creen en Dios o no profesan religión alguna, siempre que estén abiertos a una sincera colaboración. Organizar y participar en encuentros de estudio en este campo por medio de expertos (Cf. Ibid., Art. 4).

- Seguir y coordinar la actividad de las Academias Pontificias (Cf. Ibid., II, y Carta autógrafa de fundación), salva siempre la autonomía de los respectivos programas de investigación, a fin de promover una investigación interdisciplinar y dar mayor resonancia a la obra de éstas (Normas para la renovación de las Academias Pontificias, n° 7).

- Compartir las preocupaciones culturales de los dicasterios de la Santa Sede; realizar proyectos comunes con otros organismos de la Santa Sede, a fin de facilitar la coordinación de sus tareas en la evangelización de las culturas, y asegurar la cooperación de las instituciones culturales de la Santa Sede (Cf. Carta autógrafa de fundación).

- Dialogar con las conferencias episcopales, las conferencias de superiores y superiores mayores, con el fin de hacer que toda la Iglesia pueda beneficiarse de las iniciativas, investigaciones, realizaciones y creaciones que permitan a ésta una presencia activa en el propio ambiente cultural (Cf. Ibid.).

- Colaborar con las organizaciones internacionales católicas, universitarias, históricas, filosóficas, teológicas, científicas, artísticas, intelectuales, y promover la recíproca cooperación (Cf. Ibid.).

- Seguir la acción de los organismos internacionales que actúan en el campo de la cultura, la filosofía, las ciencias de la naturaleza y del hombre, y asegurar una eficaz participación de la Santa Sede en los foros internacionales que se ocupan de estos asuntos, principalmente la UNESCO y el Consejo de Europa (Cf. Ibid.).

- Seguir la política y la acción cultural de los diversos gobiernos del mundo (Cf. Ibid.).

- Facilitar el diálogo entre la Iglesia y la cultura en la universidad y centros de investigación, especialmente a través de centros culturales católicos, organizaciones de artistas, de especialistas, investigadores y estudiosos, y promover encuentros significativos mediante estos espacios culturales (Cf. Ibid.).

- Acoger en Roma a los representantes de la cultura interesados en conocer mejor la acción de la Iglesia en este campo y en hacer a la Iglesia beneficiaria de su experiencia, ofreciéndoles en Roma un lugar de encuentro y diálogo (Cf. Ibid.).

2. Estructura del Consejo

El Consejo Pontificio de la Cultura tiene dos secciones: 1) Fe y Cultura, 2) Diálogo con las culturas.

La actividad ordinaria está encomendada al personal permanente residente en Roma, constituido por:

- el Presidente,
- el Secretario,
- el Subsecretario,
- los Oficiales, sacerdotes encargados de los principales espacios culturales y geográficos, así como de las diversas áreas que forman parte de la actividad del dicasterio: ciencias, centros culturales católicos, arte y artistas, medios de comunicación social, academias pontificias, sectas, etc. 
- los asistentes administrativos y técnicos.

La Asamblea plenaria del Dicasterio tiene lugar al menos una vez cada tres años, con la misión de estudiar y definir los programas de acción del Dicasterio, intercambiar experiencias y reflexiones sobre las diversas situaciones culturales de las sociedades contemporáneas, en una perspectiva de evangelización y de diálogo de la Iglesia con las culturas. Están invitados los miembros del Dicasterio, cardenales y obispos nombrados ad quinquennium, procedentes de diversas partes del mundo.

En el intervalo de tiempo entre dos asambleas plenarias existe un fluido intercambio de información y consulta con los miembros del Consejo acerca del desarrollo de los programas del Dicasterio.

Para el estudio de cuestiones de particular importancia, el Dicasterio cuenta con la ayuda de Consultores, nombrados asimismo por el Santo Padre ad quinquennium: varios especialistas del campo de la cultura o en la práctica del diálogo con los no creyentes, residentes en todos los continentes. Estos auxilian al dicasterio mediante sus orientaciones e investigaciones.

3. Actividades del Consejo

La variada actividad del Consejo se puede sintetizar en torno a los siguientes aspectos:

. Acogida a los visitantes. Tienen lugar encuentros con los obispos que llegan a Roma con ocasión de sus visitas ad limina, y con otros grupos de visitantes (sacerdotes, religiosos y religiosas, directores de centros culturales, etc.) Además, el Consejo recibe numerosas visitas de parte de exponentes y representantes del mundo de la cultura.

. Congresos: El Consejo organiza coloquios, jornadas de estudio, reuniones, y encuentros, y además participa frecuentemente en los encuentros promovidos por otros organismos, de nivel regional, nacional o internacional.

. Contactos. El Consejo mantiene contactos con los demás dicasterios de la Curia Romana, con las conferencias episcopales, con las iglesias locales, con las legaciones pontificias ante los estados, con la UNESCO y otros organismos internacionales no gubernamentales.