Es llamada, y con razón, libertadora de Amberes, pues en dos ocasiones el poder se su intercesión salvó la ciudad. En 1621, las tropas españolas y las holandesas terminan la tregua y se reanuda la guerra. Ana de San Bartolomé aumenta su oración, sus penitencias en aras de la victoria española y católica, contra los holandeses herejes, todo por la gloria de Dios y el bien de las almas. Es el siglo XVII, recordad. Al año siguiente, los españoles sufren pérdidas y el asedio a Bergen-op-Zoom es un fracaso. Spínola tiene que abandonar el asedio para no someter a los soldados a una matanza segura. Con esto, se quedaba el camino despejado para que los herejes tomaran Amberes. En diciembre de 1622 llegó el momento, las tropas holandesas atacaron la ciudad, pero no contaban con aquella monja que se sacrificaba y oraba intensamente por la exaltación de la fe católica, y perdieron.
Sobre este hecho contará la M. Teresa de Jesús, quien sería la priora que le sucedió:
"Pasaba las noches en oración clamando a Dios por estas necesidades como lo hizo aquella noche cuando los holandeses quisieron venir a tomar Amberes, que antes de acostarse nos dijo a todas en el coro con grandísimo fervor: que por amor de Dios que rezásemos bien y apretásemos a Dios por estas cosas de su Iglesia, y esto tornaba a repetir con tanto ímpetu, que nos espantábamos, y pensábamos que había tenido nuevas, que se había de hacer alguna gran empresa. Y preguntádoselo dijo que no sabía esto, mas que Dios le ponía este espíritu; y desde las dos de la mañana se puso en oración hasta que yo fui a su celda a la mañana antes de ir al coro como lo tenía de costumbre, y en entrando me dijo: '¡Ay, hija!, y qué cansada que estoy, que parece tengo el cuerpo molido, alguna gran traición debe de haber, porque toda la noche parece he peleado y de la fuerza que me han hecho para que yo rezase que al momento que yo quería bajar los brazos que tenía levantados para clamar a Dios, me decían siempre reza más, más, más, y aunque hubiera peleado con un ejército no creo estuviera más cansada, que estoy toda en agua'. Y así fue menester mudarle la túnica, y a la mañana sosegó y dijo: 'Ya está hecho', y dos o tres horas de ahí vino la nueva de cómo había faltado muy poco para que los holandeses tomasen Amberes, y fuíselo a decir a nuestra Madre, la cual dio hartas gracias a Dios por esta merced. Hartas veces decía sentía había alguna traición, y de ahí algunos días venían las nuevas cómo era verdad. (Procesos de canonización).
Dos años después , en agosto de 1624, Spínola comienza el asedio de Breda, y aún con el temor que los holandeses aprovecharan para atacar Amberes de nuevo, como pasó de hecho el 13 de octubre del mismo año, con el fracaso de los herejes, en la rendición de Breda. Cartas dela Beata, estampas o pañuelos que habían sido tocados o bendecidos por ella eran tenidos como reliquias y muchos soldados llevaban alguno, confiando en la oración de esta Esposa de Cristo.
Su otra gran intervención en favor de las tropas católicas, esta vez a distancia, fue en la batalla de la Montaña Blanca, el 8 de noviembre de 1620, donde el paladín de la victoria sería el carmelita Venerable Domingo de Jesús María y la Capitana de los ejércitos sería Nuestra Señora, en su advocación carmelitana de Nuestra Señora de la Divina Gracia. La Beata profetizaría sobre esta batalla: "En este día los cristianos han obtenido una gran victoria”, y a los pocos días la noticia de la victoria le dio la razón.