Por Fred Heeren
Como aprendí hace mucho en una mesa rodeada de recién conocidos, cuestionar la creencia de la gente sobre la inteligencia extraterrestre (IET) es como cuestionar su fe religiosa. Las dudas son asumidas con asombro. Las miradas no solo parecían decirme:"estamos en desacuerdo", sino también parecían decirme "blasfemo".
No me malinterpreten. Que cuestione la creencia sobre la inteligencia extraterrestre no quiere decir que tenga algo en contra de encontrar la cura para el cáncer, las enfermedades del corazón y el SIDA, que presumiblemente extraterrestres avanzados ya tienen. Estaría fascinado de oír la perspectiva de un extraterrestre sobre el sentido y el propósito de la vida. Estoy totalmente a favor de encontrar soluciones inmediatas a nuestras guerras y problemas de pobreza, que se supone, una sociedad madura y desarrollada como la nuestra, debería haber podido resolver. Incluso, pienso que contactarnos con una civilización que ha sobrevivido millones de años, seguiría la lógica de la Creación de Dios. Pero pienso también que nuestros astrónomos saben que nuestra posibilidad de lograr un contacto semejante es muy pequeña.
La práctica de la ciencia comienza con la suposición de que somos típicos, no excepcionales. A fin de cuentas, no podemos estudiar científicamente una muestra de un solo individuo. Además, la historia sugiere que Copérnico comenzó un progreso imparable: los más grandes pensadores modernos del mundo propusieron y luego probaron que la Tierra no era el centro del universo, que el Sol no es el centro, que nuestra galaxia no es el centro, y finalmente, que no existe un centro.
Copérnico nos dio la teoría para dar el primer paso, y Galileo demostró su veracidad. Einstein nos dio la teoría para dar los últimos pasos y las observaciones de galaxias distantes de Edwin Hubble convencieron al mundo.
El astrónomo Robert Jastrow, fundador del Instituto Goddard de la NASA, llama al logro de Hubble "el último paso magnífico en la revolución del pensamiento respecto al lugar de la humanidad en el cosmos que había sido iniciado por Copérnico." Pero hoy, el Principio de Copérnico propone, no sólo que el universo no gira alrededor de la Tierra, sino que el universo no gira alrededor de nosotros, ni literal ni figuradamente.
Habiendo probado que nuestro planeta, el sol y la galaxia son típicos, la ciencia debe aún establecer la pregunta acerca de si nosotros mismos somos típicos. Carecemos de certeza absoluta de que no somos, en el sentido más importante, el centro -hasta que alguien confirme la existencia de seres inteligentes en cualquier otra parte del universo.
Sí, si se pone de esa manera, Robert Jastrow concuerda: el paso final en la revolución de Copérnico está aún pendiente. Pero en mis conversaciones con él durante la década de los 90's, insistía en que estábamos a punto de darlo.
"Pienso que la humanidad está en el umbral de ingresar a una comunidad más grande y cósmica," me dijo durante una visita a su hogar y luego a los Observatorios Mt. Wilson de California, donde trabaja como Director. Sus palabras llevaban una especie de autoridad eclesiástica, pareciendo reverberar en la cúpula de siete pisos encima de él, el observatorio al que llama una "catedral dedicada a la búsqueda de la humanidad para el entendimiento del Cosmos." Con sencillez, simplemente agregó, "Escucharemos pronto de esos tipos."
Tomando asiento en la silla de mimbre en la que Edwin Hubble se había sentado casi ochenta años antes, reflexioné sobre esta posibilidad y luego la olvidé inmediatamente, al jugar con los controles que abren el techo, partiendo el cielo de la noche. Esto hizo que el telescopio de 100 toneladas revirara a través de la habitación girando toda la estructura cavernosa a mi alrededor.
Sentando allí, una milla encima de Los Angeles en el lente telescopico más grande del mundo, posicionado al timón de toda la iniciativa científica, Hubble sintió un inmenso poder.
Extrañamente, fue golpeado con una extraña sensación: ser el primero en entender completamente cuán diminuto es nuestro lugar en este enorme universo. Mientras pellizcaba los controles en centenares de noches frías en los primeros años de la década de los 20's, Hubble proporcionó la prueba fotográfica que muestra que nuestra galaxia es una entre muchas. Las nebulosas, entonces entendidas como los mechones de gas entre las estrellas de la Vía Láctea, resultaron ser galaxias más distantes conteniendo billones de estrellas propias.
Ahora, habiendo comenzado un nuevo milenio, nos encontramos en equilibrio para hacer la prueba final del Principio de Copérnico. ¿Y por qué Robert Jastrow piensa que nuestra generación será la afortunada en hacer finalmente el contacto, además del hecho de que su generación de astrónomos no puede morir en paz hasta que acontezca? Por un lado, los nuevos telescopios y computadoras BIET (Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre) son construídos con sensibilidad y alcance magníficamente incrementados.
Pero el Dr. Jastrow estaba pensando más en las señales que hemos estado enviando que en aquellas que esperamos recibir. "Nosotros somos una parte muy visible del universo en este momento," explicó. "Las transmisiones de TV, radio FM y el radar de nuestras instalaciones de defensa arrojan una señal que indica que hay vida en este planeta."
Robert Arnold del Instituto de BIET concordó y dijo que "estos artefactos electromagnéticos del comercio diario, entretenimiento y defensa dan a la Tierra una frecuencia de radio distinta que es más brillante que el Sol."
Según Jastrow, "Eso comenzó en intensidad, a nivel de millón vatio, hace cerca de treinta años, en la década de 1960." Indicó que Jack Parr y Yo Amo a Lucy están el frente de una onda, dijo, que se esparce fuera en el cosmos. "A treinta años luz existen algunas docenas de estrellas. Y si hubieran recibido la señal hace treinta años, nos estarían enviando una respuesta. Y las que sólo están a quince años luz de distancia, hubiesen mandado un mensaje de respuesta hace quince años, que nos debería estar alcanzando hoy."
Otros astrónomos que pertenecen a la generación del Dr. Jastrow recuerdan esto con el mismo entusiasmo, pero nuevas preocupaciones lo han apagado. "Solía preferir disfrutar pensando que las primeras civilizaciones habrían establecido un sistema de intercomunicación," dijo el Astrónomo Senior Emérito Eric Carlson del Planetario Adler de Chicago. "Quizá emisiones láser o algo repleto de información acerca de todas las otras civilizaciones en la historia pasada de la galaxia, todo esto está circulando. . . de estrella en estrella alrededor de la galaxia. Todo lo que tenemos que hacer es atinarle."
La verdadera probabilidad de que escuchemos la respuesta de cualquiera que esté a esa distancia, por supuesto, depende de cuán densamente poblada esté nuestra galaxia con civilizaciones; y sobre cuánto duren esas civilizaciones. Hoy Carlson se preocupa acerca de lo que le podría suceder a cualquier civilización en el curso de una galaxia de diez mil millones de años. ¿Qué quedaría de la cultura humana en un billón de años, o incluso en un millón? "Tiendo a pensar en una galaxia como una especie de jardín," explica Carlson. "Se tiene las flores de primavera, luego envejecen y mueren y así sucesivamente, y se tiene la vida con la conciencia de que florecerá aquí y allá por un tiempo. Y si alguna galaxia se podría poner en contacto y coincidir en este proceso al mismo tiempo, simplemente no lo sé." La próxima generación de cosmólogos tal vez todavía sostengan que la existencia de civilizaciones extraterrestres es "extremadamente probable," como me dijo el cosmólogo George Smoot (Laboratorios Lawrence Berkeley). "Pienso que las posibilidades de la existencia de vida cerca a nosotros es bastante reducida," advierte "Si existe vida en nuestra propia galaxia, además de nosotros, no lo sé."
Entre los astrónomos más jóvenes que se han hecho un nombre encontramos a Charles Steidel, líder en Caltech de un equipo internacional encargado de descubrir formas para observar galaxias bebés de trece mil millones de años. Sus pensamientos reflejan la adición de la comprensión biológica del siglo XXI a la ecuación: "Pienso que la posibilidad de vida con la que podríamos comunicarnos es bastante baja, porque existen muchas maneras en que las cosas pueden desarrollarse."
Incluso Robert Jastrow, el más entusiasta a la hora de probar que existen civilizaciones extraterrestres, parece haber tenido algunas dudas. Cuándo estaba a punto de ir a la editorial con un libro sobre cosmología moderna, me pidió que hiciera una pequeña adición a una declaración que él había hecho en mi capítulo acerca de la BIET. En vez de decir, "Escucharemos pronto de esos tipos", quiso que lo cambiara a, "Si la vida es común, escucharemos pronto de esos tipos."
La mayoría de las personas son olvidadizas o indiferentes frente las recientes evidencias sobre la pregunta de la IET, tanto los que están a favor como los que están en contra. El Principio de Copérnico se sostiene firmemente en la cultura popular, entendido en términos de "atroz desperdicio de espacio" si es que no existen extraterrestres allá afuera. Todo conductor de taxi puede decirle que existen billones de galaxias con billones de estrellas dentro de cada una. Los números completos exigen que existan millones de planetas habitables sólo en nuestra galaxia, incluso aunque el porcentaje de sistemas de estrella habitables sean pequeños. Decir lo contrario es exponer la propia falta de educación científica.
Se asume que no es una cuestión de "y si", sino de "cuándo". Nuestras películas nos han dado mejores efectos especiales cada vez para prepararnos para el día en que la Tierra se detendrá, cuando experimentemos Encuentros Cercanos del Tercer Tipo, o cuándo BIET nos ayude a hacer Contacto. La generación X y siguientes han sido entretenidos por más extraterrestres que vaqueros, indios y soldados, todos juntos. Probablemente, no se a exagerado decir que ninguna película ha tenido mayor influencia en hombres de hasta 35 años que las películas de la Guerra de las Galaxias.
El encaprichamiento con extraterrestres aumentó aún más en la última década. Los Expedientes de Rockford llegaron a ser Los Expedientes X. Los Intocables, combatientes de la mafia se convirtieron en los Hombres de Negro, combatientes de extraterrestres, de la que también se ha hecho una tira cómica y dibujos animados. El mayor éxito en la radio nocturna es un programa nacional que presenta frecuentemente invitados que ofrecen de primera mano sus encuentros cercanos con extraterrestres o con una nave espacial.
Durante la década de los 90's, los psicólogos estimaron que sólo en EE.UU. 900 mil personas declararon haber sido secuestrados por extraterrestres y la tendencia estaba en aumento. En su libro Encuentros Cercanos del Cuarto Tipo, C. D. B.