(39) En aquellos días se puso María en camino y con presteza fue a la montaña, a una ciudad de Judá, (40) y entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. (41) Así que Isabel oyó el saludo de María, exultó el niño en su seno, e Isabel se llenó del Espíritu Santo, (42) y clamó con fuerte voz: ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! (43) ¿De dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? (44) Porque así que sonó la voz de tu salutación en mis oídos, exultó de gozo el niño en mi seno. (45) Dichosa la que ha creído que se cumplirá lo que se le dijo de parte del Señor: (46) Dijo María: Mi alma magnifica al Señor (47) y exulta de júbilo mi espíritu en Dios, mi Salvador,(48) porque ha mirado la humildad de su sierva; por eso todas las generaciones me llamarán bienaventurada, (49) porque ha hecho en mí maravillas el Todopoderoso, cuyo nombre es santo. (50) Su misericordia se derrama de generación en generación sobre los que le temen. (51) Desplegó el poder de su brazo, y dispersó a los que se engríen con los pensamientos de su corazón. (52) Derribó a los potentados de sus tronos y ensalzó a los humildes. (53) A los hambrientos los llenó de bienes, y a los ricos los despidió vacíos. (54) Acogió a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia. (55) Según lo que había prometido a nuestros padres, a Abraham y a su descendencia para siempre. (56) María permaneció con ella como unos tres meses, y se volvió a su casa.
Muy próximo a los días de la encarnación, como se ve por el "sexto mes" de Isabel y los tres que allí permanecerá María, ésta "se levantó" (?ναστδσα), hebraísmo con el que se indica el comienzo de una escena, y se puso en camino "con presteza." No eran motivos de curiosidad. Más lo serían de caridad por atender a su anciana pariente. Pero, sobre todo, debió de ser la comunicación del gozo de felicitarla. No obstante esta solicitud y "presteza," le hicieron esperar la oportunidad de unirse a alguna caravana de las que iban con frecuencia a la Ciudad Santa, sea con motivo de fiestas de "peregrinación" o por motivos comerciales. Se ve la ausencia de San José; si no, no hubiera sido necesario el informe que le dará el ángel sobre la concepción milagrosa de su "prometida" (Mt 1:18-21).
Isabel vivía en la región montañosa de Judea, en un pueblo que no se cita. Una tradición que llega hasta el siglo VI lo localiza en el actual Kain Karim, a siete kilómetros al oeste de Jerusalén, aunque no es muy segura. Otros han propuesto otras localidades (29). Para ir entonces de Galilea a Jerusalén se empleaban tres o cuatro días (30).
Llegada María a casa de Isabel, la saludó primero. El parentesco debía de ser próximo o de relaciones muy cordiales. El saludo hubo de ser al modo oriental, con reiteradas muestras de afecto (31). Acaso María, con un gesto de delicadeza, se daría por enterada del hecho de su gozosa maternidad. Es en esta atmósfera de exquisitez espiritual donde se desarrollaban estas escenas.
Al oír Isabel el saludo de María, el Evangelista relata que suceden dos hechos: el Bautista "saltó en su seno" de gozo, y ella "fue llena del Espíritu Santo," y bendijo a María y al Niño que guardaba en su seno.
La bendición de María la hace con "fuerte voz." Es frecuente en Lc para expresar emociones vivas (4:33; 8:28, etc.). Y la proclama "bendita entre las mujeres," que es el modo oriental de suplir la carencia de superlativos (Jue 5:24-27; Jud 13:18). Pero Isabel, por revelación del Espíritu Santo, sabe que se halla ante la madre de "mi Señor." Es la proclamación de hallarse ante el Mesías. Pero después de la escena de la anunciación es el Κ?ριος divino del cristianismo primitivo.
¿Qué significa que el Bautista "saltó de gozo" en el seno de Isabel "cuando sonó la voz de tu salutación en mis oídos"? Esto último no es más que un conocido semitismo por oír. Isabel atribuyó a la voz de María que el niño "saltó" en su seno. Estos movimientos fetales son muy conocidos, máxime ante emociones muy fuertes en la madre. Ya en el Génesis se hablaba de Esaú y Jacob, que "chocábanse en el seno" de su madre (Gen 25:22), con lo que se quería interpretar, etiológicamente, el futuro de ambos. Pero el "gozo" por el que, según Isabel, saltó el niño, ¿qué valor tiene? En el texto es una atribución que hace Isabel. Podría ser todo ello un género literario, con el que se quisiera indicar el privilegio de hallarse el Precursor ante el Mesías. Así se dice en los Salmos que "los montes saltaron. como corderos," y el contexto pide de gozo (Sal 114:4). Algunos teólogos han pensado que en este momento fue la santificación del Bautista, y se plantearon problemas sutiles y gratuitos relativos a su libertad y conocimiento por razón del gozo (32).
Y nuevamente beatifica Isabel a María: "dichosa la que creyó, porque (?τι) se cumplirá lo que se le ha dicho de parte de Dios." La frase puede tener un doble sentido. La partícula griega ?τι puede tener sentido causal, "porque," o recitativo, "que." Según se adopte una u otra significación, el sentido cambia. Los latinos y coptos la han traducido con sentido causal. En este caso se beatifica a María por los misterios que se realizarán en ella. Los autores griegos y sirios han valorado esta partícula en analogía con otros casos semejantes (Mc 11:23; Jn 6:69; Act 27:25, etc.) y le han dado valor recitativo-copulativo. Se elogia a María, "que creyó," por lo que se realizarán en ella los misterios anunciados de parte de Dios. Con ello se exalta la fe de María.
Texto compilado por José Gálvez Krüger
Director de Estudia Limensia
para Aci-Prensa y la Enciclopedia Católica
Tomado de la Biblia de Osty