Primera Beata del Uruguay
Fundadora de las Hermanas Capuchinas de la Madre Rubatto
Centenario de su muerte:
1904 - 6 de Agosto - 2004
"Para ser toda de Dios y servirlo en los más pequeños
Francisca nace en Carmagnola (Turín) el 14 de febrero de 1844 y es bautizada el mismo día en la Iglesia parroquial.
Desde niña educada por su madre una mujer recta y de gran fe, ella aprende a abrir su corazón a los más necesitados especialmente a los que viven cerca de la familia, tanto que se tiene que frenar su generosidad.
Siendo adolescente aún se consagra con voto a Dios para ser toda de Él y servirlo en los más pequeños.
"El Espíritu Santo la guía hacia el mundo de los pobres"
Turín: En 1863, después de la muerte de su madre, Francisca va a Turín y se inserta en los lugares de la caridad, afirmando de este modo su sensibilidad hacia el mundo de los pobres y su deseo de dedicarse a servirlos enteramente.
"Un cambio decisivo en su vida"
Loano: En 1884 pasando sus vacaciones en Loano socorre a un joven obrero herido en la cabeza. En este episodio Dios se le revela con una sorprendente llamada: ser la fundadora de una nueva Comunidad religiosa. Deseando ardientemente hacer el bien comprendiendo que es la Voluntad de Dios que dedique toda su vida al servicio del Señor como religiosa, Francisca Rubatto el 25 de enero de 1885 se consagra a Dios con el nombre de María Francisca de Jesús.
Hacer el bien con alegría
"Un amor sin límites y sin fronteras" Uruguay y Argentina: En 1897 ardiente de fervor misionero la Madre Francisca para las lejanas tierras de América del Sur. En Montevideo y más tarde en Buenos Aires y Rosario (Argentina) la Madre funda los oratorios festivos para enseñar a amar y servir a Dios; abre escuelas para la educación y promoción de niños y adolescentes, sirve con indecible ternura y cuidado materno a los enfermos en los hospitales y en sus casas. "Cuando recuerdo los días pasados en Brasil se enciende en mí el vivo deseo de volver"
Brasil - Marañón: En junio de 1899, para volcar los tesoros de bondad y generosidad que Dios había acumulado en su corazón, Madre Francisca viajó con 6 de sus hermanas al Marañón, en el Nordeste brasileño. Este viaje se reveló como una de las pruebas más salientes de su espíritu evangélico y marcó para siempre su amado Instituto. Allí 6 de sus hijas "como grano fecundo en el suelo" dieron su vida por sembrar el Evangelio y hacer un poco de bien entre aquella buena gente.
1904: Muere en Montevideo y es sepultada en el cementerio de La Teja, lugar de su servicio misionero en el Uruguay: "Mi cuerpo sea sepultado en medio de mis queridos pobres" (Testamento)
1993: Es beatificada por el Papa Juan Pablo en Roma: "la Iglesia te saluda hermana María Francisca, fundadora de las Hermanas Capuchinas, que hiciste de tu existencia un continuo servicio a los últimos".
Mujer de fe y de entrega hasta el heroísmo:
"Sacrifíquense por amor del Señor, sean grano fecundo en el suelo". (Carta 159)
Mujer profundamente humana:
Queridas hijas procuremos hacer un poco de bien, recemos mucho, soportemos con paciencia las dificultades de la vida presente, a fin de que un día podamos alcanzar en el cielo a nuestras queridas mártires. (Carta 423)
Mujer solidaria y abierta a los problemas:
Mientras mi madre estuvo enferma la hizo asistir día y noche por sus hermanas y cada día ella misma la visitaba y curaba (Testimonio de la Sra. Pizzorno)
Misionera ardiente y audaz:
La Divina Providencia quiso que por algunos años viviese lejos de ustedes para poder establecer en otros pueblos, también ellos hijos de Dios, las obras misioneras que el Señor nos confió para socorrer a la pobre humanidad. Después de la muerte de sus hermanas en Marañón exclamó: "Porque no estuve yo también allí para entregar mi sangre por el Señor" (Testimonio de la hna. Catalina Romelli).
De la homilía de Juan Pablo II en la Misa de Beatificación
(10-X-1993) La Iglesia te saluda, sor María Francisca de Jesús, fundadora de las religiosas Terciarias Capuchinas de Loano, que hiciste de tu existencia un servicio continuo a los últimos, testimoniando el amor especial que Dios siente hacia los pequeños y los humildes. Siguiendo fielmente las huellas de Francisco, el enamorado de la pobreza evangélica, aprendiste a servir a los pobres y a hacerte pobre tú misma, y marcaste a tus hijas espirituales este camino particular de evangelización. Con el crecimiento del instituto, esta intuición inicial se convirtió en profundo impulso misionero que te llevó a ti y a tu Obra a América Latina, donde algunas de tus hijas espirituales sellaron con el sacrificio de su vida ese servicio a los pobres que constituye el carisma confiado a tu congregación, para el bien de la Iglesia. Hoy te saludamos como primera beata de Uruguay. Prosigue tu profético testimonio de caridad también hoy en los numerosos campos de apostolado donde trabaja la congregación, contribuyendo a hacer que llegue a todo hombre, y en especial a los que sufren y a los que están abandonados, la invitación universal al banquete de las bodas celestiales (cf. Mt 22, 9). [L'Osservatore Romano, edición semanal en lengua española, del 15-X-93]
Del Discurso de Juan Pablo II a los peregrinos que acudieron a la beatificación (11-X-1993)
La llamada de Dios a la consagración religiosa le llegó a Ana María Rubatto en los últimos años del siglo XIX, cuando tenía apenas treinta y nueve años, después de haber vivido una significativa experiencia de trabajo y solidaridad. Desde los humildes comienzos de la primera fundación en Loano, bajo la guía espiritual de los hermanos capuchinos, el servicio incansable a los pobres fue el compromiso constante de la nueva Congregación y el signo más elocuente de su gran amor a Cristo pobre y crucificado. La vocación misionera, que caracterizó el último período de la vida de la beata María Francisca de Jesús, sigue siendo hoy una de las opciones principales de la Congregación, que se manifiesta en la actividad apostólica y asistencial que desempeña tanto en América Latina como en Etiopía.[L'Osservatore Romano, edición semanal en lengua española, del 15-X-93]
Oración a la Beata Madre Francisca Rubatto
Oh Dios, rico en misericordia, que concediste a la Beata María Francisca Rubatto un amor grande a Jesús Sacramentado y a todos los hombres, particularmente a los más débiles, concédenos por su intercesión la gracia que necesitamos... (Pídase la gracia que se desea alcanzar)Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén
El Instituto de las hermanas Capuchinas de la Madre Rubatto está formado por un grupo de mujeres consagradas que buscan seguir el ideal de la Hermana María Francisca formando una familia en el Señor y alimentando su fe y su entrega a los demás en el Sacramento de la Eucaristía.
Se encuentran realizando un servicio en la educación de niños y jóvenes, en la atención a los enfermos y en la promoción humana en varios países del mundo. En estos últimos años y fieles al carisma heredado de su Fundadora, el Instituto se abre a la promoción del laicado partícipe de la misma espiritualidad, conformando la familia de los Amigos de Madre Francisca o "Laicos rubattianos".Es un esfuerzo por dar dinamismo al don recibido y por descubrir juntos la riqueza de un "carisma que se expande". El camino abierto por esta gran mujer, es un camino de santidad, que nos abre a nuevo horizontes en nuestra entrega y servicio a la gente del pueblo.
Si desea contactarse con las hermanas capuchinas de la Madre Rubatto: E-mail:
franasis2002@hotmail.com
provimont@yahoo.com
curtaran@adinet.com.uy
Página Web: www.suorecaprubatto.org
Montevideo: Carlos Ma. Ramírez 56: Hna Beatriz Maggiani
Montevideo: Minas 1393: Hna. Gladis Benítez Tel. 408.32.75
Salto: Paraguay 2511: Hna. Carmen Urtarán