Lic. José María Baamonde
A la hora de hablar sobre los orígenes de las sectas y los nuevos movimientos religiosos, encontramos una amplia gama de hipótesis que van desde las más complejas hasta las más simplistas, que reducen toda la problemática a una simple cuestión económica.
Veremos a continuación, algunas de estas hipótesis:
Búsqueda de la Verdad, de lo Trascendente y de Dios
Se escucha decir, a veces con cierta frecuencia en lo que respecta al origen de estos movimientos, que los mismos surgen en razón de una búsqueda honesta de la verdad, de lo trascendente, o de Dios.
Si bien este argumento no puede ser rechazado de plano, tampoco puede ser tomado con mucha seriedad, porque quien busca honestamente la verdad, lo trascendente o a Dios, tiende a insertarse en alguna religión clásica o tradicional. Es decir, se hace católico, judío, ortodoxo, o de alguna comunidad protestante histórica, comunidades todas éstas que, en mayor o menor medida, poseen una profundización de lo religioso, apoyado en lo filosófico. Y esto es lo que precisamente les falta a estos nuevos movimientos, donde el discurso religiosos por lo general es gratuito y obedece a los circunstanciales caprichos del fundador o líder.
El desengaño y la pelea
La razón más frecuente para el surgimiento de estos grupos es el desengaño y la pelea. Es decir, el integrante de una religión, movimiento o secta, se pelea con los dirigentes de su grupo, se separa con dos o tres feligreses, y crea un nuevo culto.
Esta separación contestataria provoca, generalmente, que el nuevo movimiento tienda a aislarse intentando una autonomía total y manteniéndose en relaciones dialécticas. Las relaciones dialécticas asumidas presentan al grupo como los custodios de la pureza doctrinal, manifestando un fuerte rechazo hacia todo lo exterior, como ser la sociedad, las instituciones y, especialmente, hacia aquella estructura de la cual se desprendieron, a la vez que se suelen observar de manera más o menos frecuente, componentes de tipo paranoico en su estructura.
Asimismo estas separaciones por desengaño y pelea, generalmente van acompañadas de revelaciones, visiones, y mensajes especiales. Frecuentemente veremos en el origen de estos grupos, que al fundador del mismo se le aparece Jesucristo, un ángel o, como ahora se registra más a menudo, un Ovni, que le transmite un mensaje y una misión particular.
Esto hace suponer, en más de un caso y especialmente viendo el contenido de estos supuestos mensajes y misiones, la posibilidad de ciertas alteraciones psicológicas, especialmente una variedad de demencia conocida con el nombre de "psicosis Esquizoparanoide", que se caracteriza precisamente por estar constituida de delirio de tipo religioso, místico, de influencia y megalomanía, es decir un delirio desmedido de poder.
Si bien existen tantas visiones y mensajes como movimientos, encontramos de todas maneras una insistencia en diversos temas, tales como la teoría del fracaso de Cristo, la traición al mensaje original, o la caducidad de todas las religiones clásicas o tradicionales.
Teoría del fracaso de Cristo
Este tipo de visiones remiten a que Cristo vino con una misión al mundo pero, al no ser reconocido como el Mesías por su propio pueblo judío y ser crucificado, fracasó. Entonces, el sujeto de esta nueva misión y mensaje, es el llamado a concluir la misión redentora de Cristo.
Tal argumento es el esgrimido por la Iglesia de la Unificación (Moon), que tomando un pasaje bíblico donde dice "un ángel surgirá de oriente", sostienen que el fundador y actual líder del movimiento, Sun Myung Moon, es el último y verdadero Mesías que viene a cumplir la tarea de restauración no lograda por Jesucristo.
También, aunque con algunas variantes, este argumento es utilizado por la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días o Mormones, quienes sostienen que al haber fracasado Cristo en Palestina, aparece en América y establece en una tribu, su verdadera iglesia.
Traición al mensaje original
Estas visiones se refieren a que tal o cual religión, traicionó el mensaje originalmente dado por Dios. El que ocupa el primer lugar en este tipo de acusaciones es la Iglesia Católica, siendo éste incluso el cargo que le hicieran en su momento Lutero y Calvino en ocasión del cisma de Occidente.
Posteriormente, los sucesores de Lutero y Calvino les hicieron el mismo cargo a ellos, y los sucesores a los sucesores, desmembrándose cada vez en más grupos. Quizá este sea el argumento más esgrimido a la hora de las separaciones.
Caducidad de las religiones clásicas o tradicionales
Las presentes visiones remiten a que todas las religiones clásicas o tradicionales han traicionado el mensaje original o han fenecido quedando tan solo algunos elementos aún válidos en ellas.
De esta manera el sujeto de esta nueva visión y mensaje es el llamado a rescatar los pocos elementos aún válidos de las distintas religiones y juntarlos todos, surgiendo así los movimientos sincretistas, es decir, aquellos que toman elementos de diversos orígenes y los amontonan, sin lograr una verdadera síntesis o fusión, sino tan solo mezclándolos.
Este tipo de argumento fue el utilizado por un movimiento originado en Argentina que empezó desarrollando actividades bajo la denominación "Iglesia Evangélica Cristiana Judía Ecuménica", y también puede ser observado en la gran mayoría de los movimientos de carácter gnóstico, esotérico y ocultistas.
Orígenes con finalidad política
También se escucha con cierta frecuencia, en lo que hace al origen de las sectas, aducirles una finalidad exclusivamente política o económica. Se oye hablar, por ejemplo, de sectas de la CIA o de una supuesta penetración imperialista yankee en América Latina, en lo que se refiere a la política; y de Bancos de Dios, Transnacionales de la Fe o Multinacionales Religiosas, en lo que se refiere a lo económico.
Frente a estos dos aspectos, es recomendable la prudencia, a fin de no caer en actitudes reduccionistas o simplistas, imposibles de sostener en un tema tan complejo como el presente.
En lo que respecta a la cuestión política, si bien existieron un Documento Rockefeller y documentos Santa Fe I y Santa Fe II, que hacen referencia al tema sectas e Iglesia Católica, para una apreciación objetiva no se puede dejar de tomar en cuenta dos aspectos importantes y que generalmente son descuidados.
El primero de ellos se refiere a la noción particular de que los Estados Unidos, de mayoría protestante, tiene sobre la Iglesia Católica. El protestantismo ve signado sus orígenes en las iglesias nacionales, con un importante aditamento político y sospecha, que el mismo podría estar en todas las creencias. Al respecto son proverbiales los escritos y manifestaciones del otrora arzobispo de Nueva York, Fulton J. Sheen, sobre el tema.
El segundo, y no menos importante que el anterior, se refiere a que dichos documentos no hablan de la Iglesia Católica en general, sino de ciertos sectores de la misma. Concretamente a los más radicalizados dentro de la "Teología de la Liberación", y son precisamente estos sectores los que más han esgrimido el argumento de una "supuesta penetración imperialista en América Latina". Su objetividad al respecto es discutible, en razón de que esta corriente se encuentra también, presa de una ideología.
Sobre lo mencionado precedentemente es de resaltar una curiosa paradoja. La misma consiste en que algunos de los otrora mayores ideólogos de la Teología de la Liberación, como por ejemplo el ex franciscano brasileño Leonardo Boff, han dejado el sacerdocio y el celibato, y se han insertado dentro de la New Age o Nueva Era, la mayor tendencia originaria de los Estados Unidos de Norteamérica.
De todas maneras, aunque no se puede reducir el fenómeno a una cuestión política, esto no quiere decir que dicho aspecto no exista, registrándose en no pocas oportunidades ciertas connivencias temporales, entre algunos movimientos y gobiernos, no sólo norteamericanos.
Orígenes con finalidad económica
Por su parte, en lo que hace a la cuestión económica, un elemento que a facilitado simplificar el tema, es la teología de la prosperidad o teología de la abundancia, a la que tantos televangelistas son afectos, predicando constantemente sobre el "progreso material", amén del espiritual, que encontrarán todos aquellos que le "entreguen el corazón a Cristo".
Al respecto es importante no dejar de tomar en cuenta que muchos de estos grupos traen de arrastre, elementos calvinistas, y entre ellos, el tema de la predestinación. Es decir, la creencia que desde el inicio mismo de nuestras vidas estaríamos predestinados a ser salvos o condenados.
Esta predestinación calvinista ha generado una especie de ecuación que podría enunciarse de la siguiente manera: "la buena relación con Dios, implica un triunfo en lo temporal y, más precisamente, el progreso material". Esto que definíamos como teología de la prosperidad, podemos observarlo en el carácter de los testimonios que a diario los pentecostales expresan en plazas, esquinas, programas radiales y televisivos.
El éxito económico y la ostentación en algunos casos, de ciertos pastores, es utilizado muchas veces como un medio de proselitismo. A