Para llegar al amor es preciso pasar por diferentes etapas. La primera etapa es la atracción. Realmente no se conoce a la otra persona y lo que manda es lo que se ve por fuera es decir, la apariencia física. Se trata de un impulso, que no es necesariamente voluntario. Con frecuencia distrae nuestro nivel de atención a otras cosas o provoca que nos comportemos con nerviosismo si esa persona nos dirige la palabra.
De la atracción se puede pasar al enamoramiento. Ya no es sólo un impulso sino que interviene el nivel afectivo: el enamoramiento es un sentimiento. Es cierto que se conoce un poco mejor a la otra persona y ya no se trata sólo de la apariencia física, pero se le tiene idealizada. Sólo se tienen en cuenta las cosas positivas. Puede uno sentirse muy bien con esa persona, pero todavía no se trata de un amor completo.
El amor está un poco más allá. No deja fuera a la atracción, el romanticismo, la idealización y todas las sensaciones bonitas pero no se basa principalmente en ellas. Al amor se llega por la vía de la amistad, del conocimiento real de la otra persona. En el amor hay respeto, compromiso, ganas de compartir, capacidad de perdonar y pedir perdón. En el amor se está con el otro o la otra en las buenas y en las malas.
Si una persona te atrae porque “es muy guapo/a” o “está buena/o” y al tratarla te vas enamorando de ella, puede que estés iniciando el camino del amor completo. Puede que empecéis a salir juntos, aunque es importante no perder el contacto con los amigos y seguir haciendo planes con ellos/as. Pensarás mucho en la otra persona y eso se manifestará en numerosos detalles de atención. Las expresiones de amor, además de verbales como “te quiero”, “me gustaría no perderte”, se reflejarán en besos y caricias que expresan sentimientos guiados por el respeto mutuo. Si después de un tiempo, ves que crece el amor notarás que aumenta también la necesidad de un compromiso mayor. Habrá llegado el momento de confirmar y sellar ese amor con el matrimonio.
Ya en esta fase posterior al compromiso se da una confianza y entrega total y exclusiva que ambos quieren que sea para siempre. Los gestos del amor incluyen la completa unión corporal y espiritual: tanto la ternura de todos los días como la relación sexual tendrán su mejor lugar en el matrimonio. El compromiso y la entrega se mantendrán en el tiempo, superando las dificultades inherentes a la vida en común. Con una buena dosis de paciencia, buen humor y sabiendo perdonar y pedir perdón. Es un proceso que trasciende a uno mismo y a la pareja, abriéndose a los demás: hijos, familia, sociedad etc.
Es importante que no confundas una atracción inicial con el amor de tu vida. Por eso debes ser prudente frente a tus impulsos y tus sentimientos para poder ofrecer tu sexualidad cuando puedas de verdad entregarla a alguien que compartirá contigo su vida. No decidas salir con alguien solamente porque te atrae. Intenta conocer un poco más a esa persona. Ten paciencia, te equivocarás menos. Tampoco creas que quien sale contigo ya es el amor de tu vida. Eso lo irás descubriendo con el paso del tiempo. Piénsalo: si él o ella son el amor de tu vida lo seguirán siendo aunque pase el tiempo; pero si no lo son tomarte las cosas con calma te ayudará a no tirarte a la piscina sin agua.