En el año 1853 Eusebi Güell adquirió una gran extensión de terreno en el antiguo término municipal de Les Corts, al norte de Barcelona. A partir del siguiente año decidió efectuar importantes mejoras en la finca y las encargó a Gaudí. Dichas reformas consistieron en un muro perimetral con tres puertas, dos pabellones de entrada, un mirador, una fuente y la reforma de una antigua casa que Güell había adquirido juntamente con los terrenos. Todo este encargo se sumó a las obras que Gaudí realizaba durante aquel año, como la dirección de la Sagrada Familia y la construcción de la Casa Vicens y de "El Capricho", este último en Comillas.
Las obras de la finca Güell empezaron en el año 1884 con la edificación de dos pabellones para la puerta de entrada, destinados a la vivienda del portero y a unas caballerizas con picadero. Gaudí resolvió la estructura de los pabellones a partir de bóvedas y arcos parabólicos utilizando el ladrillo como material básico de construcción. El pabellón destinado a caballerizas es de planta baja con acceso a la azotea mientras que en el pabellón destinado a portería Gaudí mandó construir planta baja y un piso, resolviendo de este modo tanto el espacio de trabajo como el alojamiento del portero.
Ambos pabellones reflejan la estética exótica que está presente en las obras contemporáneas del arquitecto como la Casa Vicens y "El Capricho", pese a que añade la combinación de la línea recta con las curvas y la decoración con trencadís de azulejos de cerámica. Los pabellones de la finca Güell justamente serían los primeros edificios con trencadís cerámico, un recurso estético y funcional con el que Gaudí consigue adaptar la superficie plana de los azulejos a las formas curvas de los muros. Gaudí aplicará dicho procedimiento a la mayor parte de sus obras posteriores, consiguiendo unos sorprendentes resultados plásticos a partir de múltiples combinaciones.
Gaudí situó una puerta de hierro forjado entre los dos pabellones, orientada hacia el norte y encarada al camino particular de los Güell en dirección al centro de la ciudad. La puerta, de más de cinco metros de anchura, fue realizada en el año 1885 por el taller de cerrajería Vallet i Piqué de Barcelona. Lo más destacable de dicha puerta es el trabajo de forja, con un imponente dragón alado que defiende la entrada a la propiedad. El tema del dragón proviene de la mitología griega clásica, representa a Ladó, protector mitológico del jardín de las Hespérides, y está narrado en un pasaje de l'Atlàntida, composición del gran poeta catalán Jacint Verdaguer. El poeta era amigo de la familia Güell, motivo por el que Gaudí le rindió homenaje. La puerta con el dragón de hierro está sustentada por un pilar muy elaborado que en su parte superior muestra grabada la inicial "G" de Güell.
Tras la muerte de Eusebi Güell en el año 1918, sus herederos destinaron la casa y una parte del jardín a Palacio Real de Barcelona y los pabellones quedaron sin uso y separados del resto de la propiedad. Poco tiempo después, con la apertura de la avenida Diagonal en el año 1924, los terrenos de la familia Güell resultaron totalmente fragmentados y las tres puertas que hacían posible el acceso a la finca perdieron su función original.
Con el paso del tiempo, también desaparecieron otras partes como la verja perimetral y un magnífico mirador realizado en ladrillo. En el año 1956 la Universidad de Barcelona adquirió la porción de terreno sobrante, junto con el pabellón de la portería y el de las caballerizas. Actualmente, y desde el año 1977, en estas instalaciones tiene su sede la Cátedra Gaudí, adscrita a la Universidad Politécnica de Cataluña y consagrada a la investigación de la arquitectura de Antoni Gaudí.
En los jardines del Palacio Real subsiste todavía la fuente que Gaudí diseñó para la antigua casa de los Güell. Fue localizada en el año 1983 tras pasar muchos años oculta entre la vegetación de los jardines. Hasta esa fecha se daba por desaparecida. Los pabellones de la finca Güell fueron declarados Monumento histórico-artístico de Interés Nacional en el año 1969.