Jesús una persona Politraumatizada
Rubén Dario Camargo R.
Medicina Interna - Cuidados Intensivos.
Barranquilla, Colombia 2003.
INTRODUCCIÓN
Los estudios médicos que tratan de explicar la causa de la muerte de Jesucristo, toman como material de referencia un cuerpo de literatura y no un cuerpo físico. Publicaciones sobre los aspectos médicos de su muerte se reportan desde el siglo I.
Hoy día, con base a los conocimientos de la fisiopatología del paciente traumatizado, se puede llegar a inferir los cambios fisiológicos padecidos por Jesucristo durante su pasión y muerte. Los relatos bíblicos de la crucifixión descritos a través de los evangelios y documentación científica al respecto, describen que padeció y sufrió el más cruel de los castigos. El más inhumano y despiadado de los tratos que puede recibir un ser humano.
Descubrimientos arqueológicos relacionados con las practicas romanas de la crucifixión. Proveen información valiosa que da verdadera fuerza histórica a la figura de Jesús, y a su presencia real en la historia del hombre.
Históricamente este acontecimiento se inicia durante la celebración de la pascua judía, en el año 30 de nuestra era. La última cena se realizó el jueves 6 de abril (nisan 13). La crucifixión se llevo a cabo el 7 de abril (nisan 14). Los años del nacimiento y la muerte de Jesús permanecen en controversia.
HUERTO DE LOS OLIVOS (GETSEMANI)
Los escritores sagrados describen la oración de GETSEMANI con enérgicas expresiones. Lo vivido por Jesús antes de ser tomado como prisionero, lo refieren como una mezcla indecible de tristeza, de espanto, de tedio y de flaqueza. Esto expresa una pena moral que ha llegado al mayor grado de su intensidad.
Fue tal el grado de sufrimiento moral, que presentó como manifestación somática, física; sudor de sangre (hematihidrosis o hemohidrosis). “sudor de sangre, que le cubrió todo el cuerpo y corrió en gruesas gotas hasta la tierra”. (Lc 22, 43).
Caso no usual en la practica médica. De presentarse está asociado a desordenes sanguíneos. Fisiológicamente es debida a congestión vascular capilar y hemorragias en las glándulas sudoriparas. La piel se vuelve frágil y tierna.
Después de este primera situación ocasionada por la angustia intensa. Es sometido a un ayuno que durara toda la noche durante el juicio, y persistirá hasta su crucifixión.
FLAGELACIÓN
El instrumento usual era un azote corto (flagrum o flagellum) con varias cuerdas o correas de cuero, a las cuales se ataban pequeñas bolas dehierro o trocitos de huesos de ovejas a varios intervalos.
Hay que tener en cuenta que la hematidrosis había dejado la piel muy sensible en Jesús.
Después de la flagelación, los soldados solían burlarse de sus víctimas. A Jesús, le fue colocada sobre su cabeza, como emblema irónico de su realeza una corona de espinas. En Palestina abundan los arbustos espinosos, que pudieron servir para este fin; se utilizó el Zizyphus o Azufaifo, llamado Spina Christi , de espinas agudas, largas y corvas.
Le fue colocada una túnica sobre sus hombros (un viejo manto de soldado, que figuraba la púrpura de que se revestían los reyes, "clámide escarlata"), y una caña, parecida al junco de Chipre y de España como cetro en su mano derecha.
CRUCIFIXIÓN
El suplicio de la cruz es de origen oriental. Fue recibido de los persas, asirios y caldeos; por los, griegos, egipcios y romanos. Se modifico en varias formas en el transcurso de los tiempos.
En principio fue un simple poste. Luego se fijo en el remate una horca (furca), de la que se suspendía el reo por el cuello. Después se adiciono un palo transversal (patibulum), tomando un nuevo aspecto. Según la forma en que el palo transversal se sujetara al palo vertical, se originaron tres clases de cruces:
La crux decussata. Conocida como cruz de San Andrés, tenia la forma de X.
La crux commissata. Algunos la llaman cruz de San Antonio, se parecía a la letra T.
La crux immisa. Es la llamada cruz latina, que todos conocemos.
Se obligo a Jesús, como era la costumbre a cargar la cruz; desde el poste de flagelación al lugar de la crucifixión. La cruz pesaba más de 300 libras (136 kilos) sólo llevo el patíbulo que pesaba entre 75 y 125 libras. Fue colocado sobre su nuca y se balanceaba sobre sus dos hombros.
Con agotamiento extremo y debilitado, tuvo que caminar un poco mas de medio kilómetro (entre 600 a 650 metros) para llegar al lugar del suplicio. El nombre en arameo es Golgotha, equivalente en hebreo a gulgolet que significa “lugar de la calavera”, ya que era una protuberancia rocosa, que tenia cierta semejanza con un cráneo humano, hoy se llama por la traducción latina calvario.
Antes de comenzar el suplicio de la crucifixión, era costumbre dar una bebida narcótica (vino, con mirra, e incienso) a los condenados; con el fin de mitigar un poco sus dolores. Cuando presentaron a Jesús este brebaje, no quiso beberlo. ¿Que podría mitigar un dolor moral y físico tan intenso, cuando su cuerpo, todo policontundido, sólo esperaba enfrentar su último suplicio, sin alivio alguno, con pleno dominio de sí mismo?
Con los brazos extendidos, pero no tensos, las muñecas eran clavadas en el patíbulo. De esta forma, los clavos de un centímetro de diámetro en su cabeza y de 13 a 18 centímetros de largo, eran probablemente puestos entre el radio y los metacarpianos, o entre las dos hileras de huesos carpíanos, ya sea cerca o a través del fuerte flexor retinaculum y los varios ligamentos intercarpales. En estos lugares aseguraban el cuerpo.
La posibilidad de una herida periosea dolorosa fue grande, al igual que la lesión de vasos arteriales tributarios de la arteria radial o cubital. El clavo penetrado destruía el nervio sensorial motor, o bien comprometía el nervio mediano, radial o el nervio cubital. La afección de cualquiera de estos nervios produjo tremendas descargas de dolor en ambos brazos. El empalamiento de varios ligamentos provoco fuerte contracciones en la mano.
¿Se clavaron ambos pies con un solo clavo o se empleo un clavo para cada pie? También esta es una cuestión controvertida. Pero es mucho más probable que cada uno de los pies del salvador estuvo fijado a la cruz con clavo distinto. San Cipriano que, más de una vez había presenciado crucifixiones, habla en plural de los clavos que traspasaban los pies. San Ambrosio, San Agustín y otros mencionan expresamente los cuatro clavos que se emplearon para crucificar a Jesús.